El panorama para Gustavo Juliá es complicado. Ahora no sólo es el centro de una investigación judicial por el contrabando de 944 kilos de cocaína a España en un avión alquilado. También lo investigarán por lo que encontró Gendarmería el 12 de enero cuando allanaron su casa en Acassuso: discos rígidos de sus computadoras, documentación, cinco armas de fuego, municiones, cargadores y silenciadores.
Una de las armas es una pistola ametralladora 9 mm. con el logo de la Fuerza Aérea Argentina grabado en su estructura, según informó Clarín.
Juliá no tenía autorización para portar armas. Pero como el delito de tenencia no es competencia del fuero Penal Económico, el juez Alejandro Catania, se declaró incompetente y una vez que su decisión quede firme, la denuncia será enviada a San Isidro.
Tanto Gustavo como su hermano Eduardo y el copiloto Matías Miret, están en la cárcel de Barcelona. El hallazgo de un arma de la Fuerza Aérea en manos de Juliá no es un dato menor en este expediente donde será fundamental conocer la red de complicidades que permitió ese contrabando.