Una mueca burlona atraviesa como una sombra siniestra la ciudad de Río Cuarto.
Nadie, que viva
extramuros del country Villa Golf, puede creer con sensatez (por falta de pruebas) la tesis
de los
abogados de la familia Macarrón: que a Nora Dalmasso la estranguló después de tener
relaciones
sexuales con ella Gastón Zárate, un pintor de 27 años de la zona, que trabajó en
la casa donde la mujer fue hallada muerta.
Gastón Zárate cumplió con su faena de brocha gorda y partió de la casa de Macarrón una semana
antes del homicidio. Pero ahora
el fiscal del caso Javier Di Santo dice que la pista más firme sobre el asesinato se apoya
en Zárate.
El pintor podría ser el principal sospechoso del crimen del mismo modo que pasaron
por esa condición varios de los supuestos amantes de Dalmasso. Pero la instrucción derivada de la
investigación del caso, absolutamente defectuosa, llevó todo al mismo punto de partida. O sea, a la
nada.
Ayer, el pintor Zárate se declaró inocente y denunció presiones del Jefe de Investigaciones
de Homicidios, Rafael Sosa, para declararse culpable. “Manoseos, presiones y
amenazas de muerte”, dijo Zárate a la prensa antes de que hoy la Justicia pidiera
oficialmente su captura. Presiones que incluirían aprietes a testigos que supuestamente habrían
escuchado confesar el crimen a Zárate. Entre ellos, a la novia embarazada del pintor, y a un amigo
de él con discapacidad mental.
Zárate denunció que Rafael Sosa y otros dos agentes de la Policía Judicial lo trasladaron a
“una esquina” para convencerlo de que se inculpara y que admitiera que su
celular Samsung era en realidad el Motorota V3 que le robaron a Dalmasso la noche del crimen.
Zárate ya había dicho, entre amigos y a su madre, que varias veces intentaron convertirlo en
el asesino tan buscado desde la noche del 24 de noviembre.
También dijo: “La señora (Dalmasso) era una buena persona con nosotros. A mí estos tres
policías me pedían que me haga cargo o que culpara a un amigo, y yo siempre me negué.
Después le
hicieron mentir a Carlitos, que tiene discapacidad, y a mi novia, que está embarazada, la
manosearon”.
Gastón Zárate sí admitió que “en broma” le dijo a su novia que
“había tenido algo con la señora, pero era una joda y nada más”. Vale agregar
que en esta ciudad de Río Cuarto, donde se asienta la burguesía sojera más fuerte del país, son
pocos los que aún hoy no hicieron la misma broma.
“El día del asesinato me fui a comer a lo de señora (Dalmasso) y después vine a
dormir a mi
casa a la 1:30”, explicó. Sobre esa base, Zárate sería el asesino según lo
que cree el fiscal.
Es cierto que no se entiende por qué Dalmasso compartió una cena con Zárate hasta tan tarde
esa
noche sola en su casa.
Pero el pintor, cuando comenzaron a circular las primeras sospechas, pidió a la policía, según aseguró a perfil.com un miembro de la familia Zárate, que le practicaran todas las pruebas necesarias para liberarse de una posible conexión con el asesinato “y le respondieron: ‘entonces es tu amigo’. Gastón respondió que no, que siempre iba a decir la verdad y que la señora era una buena persona y que su amigo, Carlitos, era discapacitado mental".
La novia de Zárate ya confirmó que fue presionada por un grupo de policías que se podían identificar perfectamente porque "aparecieron en la tele varias veces".
En Río Cuarto cree el escepticismo y todos hablan de esa verdurita tan sabrosa a la que llaman “perejil”.