POLICIA

Guardias del Patio Bullrich, sospechosos del asalto a Tiffany

Al parecer los empleados de seguridad no monitorearon el robo. En el piso de la joyería hay una nuevo puesto de control.

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| Cedoc

Camuflados con el target del lugar. Así ingresaron los dos hombres y la mujer que protagonizaron el audaz robo a la joyería Tiffany de Patio Bullrich. Estaban vestidos para la ocasión: ella llevaba tacos y un tapado negro. Ellos eligieron camisa, jeans y zapatos.

Pese al grupo de vigiladores y cámaras que custodian los 68 locales –entre ellos, cuatro joyerías–, avanzaron a paso firme y a cara descubierta hacia Tiffany. Sin levantar la voz, ordenaron a las empleadas abrir dos de los exhibidores.Las armas que portaban fueron convincentes y las mujeres no se resistieron. Tomaron todas las joyas que podían guardar en los bolsillos y escaparon en el taxi que los había trasladado a la entrada de la calle Posadas. El chofer del vehículo, que había sido robado, sería parte de la banda. Además, investigan la participación de un quinto cómplice que habría sido clave para cometer el golpe.

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La perfecta sincronización del robo llamó la atención de los investigadores. El hecho ocurrió el domingo a las 15, en el cambio de turno de los hombres de Codecop, la empresa encargada de la seguridad. “Los delincuentes sabían que tenían un minuto y medio para entrar, robar y salir sin ser detectados por los vigiladores”, indicó a PERFIL una fuente de la investigación. En ese lapso, “no había personal en la sala de monitoreo de cámaras”.

Los investigadores no creen que la ausencia y el recambio hayan sido una casualidad, sino parte del plan. Una de las empleadas de la joyería asaltada avisó del robo a uno de los vigiladores, pero era tarde. Los tres ladrones se perdieron en la multitud con 50 mil dólares en joyas en los bolsillos.

Entregador. “Los delincuentes que cometen este tipo de robos son personas preparadas. No asaltan un shopping sin tener una actividad de inteligencia previa y, generalmente, es una entrega”, entiende Eduardo Amandulé, investigador privado.

“En el asalto al DOT, las cámaras panearon para cualquier lado, eso no es casualidad”, agregó. La ecuación es sencilla: “Un vigilador gana entre 3 y 4 mil pesos por mes. Los delincuentes les ofrecen 10 mil pesos en un día y caen. Venden la información y no se exponen”.

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