Estefanía Fernández Cano (24) fue indagada el mismo día que la detuvieron por encubrir a su padre, “el Gitano” Juan Jesús Fernández (42), el hombre que manejaba el VW Vento desde el que salieron los disparos que hirieron de gravedad al diputado nacional Héctor Olivares (61) y mataron a su asesor en la cámara, Miguel Marcelo Yadón (58), el jueves pasado a las 6.51 de la mañana en la Plaza del Congreso. La joven bailarina podía negarse a declarar, pero eligió otro camino: contar su versión sin especular con lo que pudieran decir los otros cinco imputados que tiene la causa.
La principal hipótesis que manejan los investigadores es que la víctima fatal mantenía una relación sentimental prohibida con la hija de Fernández. Estefanía está casada con un guitarrista flamenco. Tiene dos hijos. Para su familia –de origen gitano– este amorío habría significado una traición. Siguiendo esta línea sospechan que el padre de la chica comenzó a seguir a su amante hasta que encontró el momento justo para atacarlo.
La joven niega todo: el vínculo sentimental con Yadón, el asistente del diputado radical y también funcionario (era el coordinador del Fondo Fiduciario del Transporte Eléctrico del gobierno de La Rioja), y, lógicamente, el papel de ideólogo que le atribuyen a su padre.
A la fiscal de instrucción Estela Andrades y al juez Mariano Iturralde les contó lo que le dijo su papá después del ataque. “Juan José disparó desde el asiento del acompañante. Mi papá me dijo que sacó el arma de la nada y que las balas le pasaron frente a su cara”, relató.
El hombre al que señala la joven es Juan José Navarro Cádiz (25), primo del Gitano. Lo detuvieron este viernes en la ciudad de Paysandú. Logró salir del país porque los investigadores demoraron en identificarlo. Para ellos sería el que descarta los casquillos en un tacho de basura de la plaza.
En su casa del barrio de Monserrat –allanada este viernes a última hora– encontraron la pistola Bersa Thunder .40 que fue utilizada en el ataque. La División Balística de la Superintendencia de Policía Científica cotejó las vainas halladas en el lugar con balas testigo disparas por la misma arma y el resultado dio “positivo”.
El análisis fue efectuado en el Sistema Automatizado de Identificación Balística (SAIB), una base de datos de evidencia que va recopilando todas las vainas y proyectiles que van siendo recolectados de escenas del crimen.
Sobre la reacción de su padre, que desciende del VW Vento, se acerca al diputado y luego escapa, Estefanía dice: “Papá se baja del auto, no esperaba que hiciera algo así. Le dice a este chico que se fuera. Entonces el chico se va y mi papá se asusta y se va con el auto a la cochera”.
La joven, que se quebró en medio del relato, aseguró que ella no tiene relación con el supuesto tirador porque “son de otra manera”. “Ellos son agresivos pero mi papá nunca tuvo problemas con la Justicia; él es una persona normal y tranquila”, justificó, aunque no supo explicar por qué estaban juntos ese día y a esa hora de la mañana.
Para la bailarina, Juanjo “disparó de la nada”. “Mi papá estaba estacionado, suele estar mucho en Congreso, suele estar mucho por ahí. Si hubiese hecho algo malo no hubiera guardado el auto en el mismo garaje donde lo deja siempre”, explicó.
Según los investigadores, la versión de la joven “suena creíble”. Pero para probar si efectivamente dice la verdad aguardan el resultado del análisis de los teléfonos celulares y los correos electrónicos de los involucrados y las víctimas.
Otra campana. La versión que brindó el Gitano coincide con la de su hija. También señala a Navarro Cádiz como el autor de los disparos. Lo que no cierra es por qué en lugar de asistir a la víctima escapó de la escena. O por qué eligió profugarse en lugar de presentarse en la Justicia y colaborar en la investigación.
Si el ataque hubiese sido premeditado –como piensan algunos–, cuesta creer que un homicida cometa tantos errores. A decir verdad, parece algo más impulsivo que planificado.
El sindicado tirador, por su parte, le dijo al fiscal uruguayo Juan Gómez –encargado de resolver el pedido de extradición– que participó del hecho, pero le aclaró que no disparó, un elemento más que no hace otra cosa que sumar confusión.
Por lo pronto, los detectives repiten que todos los responsables están presos, que el caso está cerrado y que solo restan algunos pequeños detalles. Por ejemplo, el móvil y el rol de cada uno de los acusados. Nada más. Y nada menos.
Pistas y dudas
Los dos hombres que estaban en el VW Vento desde el que provienen los disparos están detenidos e identificados.
Juan Jesús Fernández (foto arriba), alias “el Gitano”, es el que baja del auto segundos después del ataque y se acerca al diputado. Su primo, Juan José Navarro Cádiz, es el acompañante y el que aparece en las cámaras descartando los casquillos en un tacho de basura de la plaza.
¿Quién de los dos disparó y por qué? Fernández acusa a Navarro Cádiz y este, en una declaración que no tiene validez judicial, dice exactamente lo contrario. Lo que no está claro es el móvil del ataque. Según testigos, el Gitano juró vengarse de Miguel Yadón (foto derecha) porque supuestamente mantenía una relación prohibida con su hija Estefanía.
La joven bailarina, que está detenida por encubrir a su padre, asegura que no conoce a Yadón y mucho menos a Olivares. Si aceptara el vínculo extramatrimonial –algo que no está probado– también estaría reconociendo una infidelidad. Estefanía está casada con un guitarrista flamenco y tiene dos hijos.
¿Por qué se fugaron? El Gitano asegura que lo hizo por miedo. No asistió a las víctimas en el lugar y tampoco se presentó en la Justicia para aclarar su situación. Cuesta creer que el ataque haya sido planeado con antelación por la cantidad de evidencias que dejaron los acusados.
¿Disparar por nada? Suena inverosímil, pero es la versión que brindó el Gitano y que repitió su hija. Ambos aseguran que Juan José Navarro Cádiz comenzó a disparar de la nada porque esa noche estaba borracho y drogado porque se había peleado con su mujer. Yadón recibió cinco tiros y Olivares uno. Nadie dispara tanto porque sí.
