La concesionaria del restaurante del country Carmel denunció que la trataron de mentirosa y amenazaron con quitarle la explotación de ese servicio por haber desmentido una coartada de Carlos Carrascosa en el juicio por el crimen de María Marta García Belsunce.
Alba Benítez, quien regentea el servicio gastronómico de ese barrio cerrado, declaró hoy ante el tribunal oral 6 de San Isidro que Carrascosa estuvo entre las 6 y 7 de la tarde del día en el que ocurrió el crimen tomando allí un café con licor de limón.
Sin embargo, en sus declaraciones indagatorias, Carrascosa siempre negó que haya pasado esa tarde por el restaurante y sostuvo que estaba en casa de sus cuñados Irene Hurtig y Guillermo Bártoli.
Por otra parte, una testigo lloró esta mañana durante varios minutos ante el tribunal que juzga a Carlos Carrascosa por el crimen de María Marta García Belsunce, al ofrecer una versión confusa y contradictoria de lo que ocurrió la tarde del asesinato y de su encuentro con el viudo y el cuñado de la víctima.
Se trata de Delfina Figueroa, quien la tarde del homicidio de María Marta había estado en la casa del vecino Sergio Binello junto a Carrascosa y a Guillermo Bártoli mirando el partido de fútbol entre Boca y River, que finalizó minutos antes del homicidio. Tras su endeble discurso, uno de los fiscales del caso ordenó su detención de Figueroa por falso testimonio.
Durante su relato de hoy ante el tribunal, la mujer dijo que tomaron el té en la casa y, tras la finalización del partido, se retiró del lugar junto a su novio, con quien regresó en auto hasta su chalet, al mismo momento en que María Marta volvía a su casa en bicicleta.
Sin embargo, durante la instrucción, Figueroa había dicho que una vez concluido el partido de fútbol, Bártoli los llevó en su auto (a ella y a su novio) hasta su casa.
La nueva declaración no era menor, ya que comenzaría a hacer caer la coartada del cuñado de María Marta (acusado de encubrimiento del crimen y será juzgado en otro juicio).
Pero todo dio un vuelco cuando le hicieron saber a la joven que podría ser acusada de falso testimonio si no decía la verdad. Entonces le hicieron conocer su primera versión de los hechos y le preguntaron cuál era la verdadera.
Allí, Figueroa se puso a llorar y se mantuvo en silencio durante varios minutos, hasta que finalmente dijo que la verdadera declaración era la que había ofrecido en la instrucción, lo que dejó más tranquilos a los abogados defensores.
Fuente: Télam