agencias
Una fiscal pidió ayer que el sommelier Luciano Sosto sea condenado a prisión perpetua porque considera que está probado que el joven mató a su madre en su departamento del barrio de Palermo en 2013. Para la funcionaria el móvil pudo estar vinculado con un interés económico para “comprar droga” y “pagar favores sexuales”.
“Matar a la madre es un delito aberrante desde el punto de vista moral, religioso y también jurídico”, concluyó ayer la fiscal Diana Goral al culminar su alegato de más de tres horas ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) Nº 8 y consideró que estaba “probado” que Sosto mató a su madre, Estela Garcilazo, y luego intentó modificar la escena para que pareciera una muerte natural. En su alegato solicitó la pena de prisión perpetua por “homicidio agravado por el vínculo”.
Según explicó la fiscal, el crimen se produjo entre las 7.30 y las 11.30 del 26 de diciembre de 2013 y a “pasadas las 10.50” de la mañana “Luciano bajó al domicilio de su madre”, con quien mantenía “una relación de desencuentros y reclamos permanentes”.
“Sosto la sorprendió dentro del departamento, discutió, la golpeó logrando reducirla en el piso de la cocina. Si bien ella trató de defenderse, una vez en el piso y colocándole una rodilla en el tórax, con una mano en la boca y otra en el cuello, la estranguló”, señaló la fiscal, quien calculó que el ataque no duró más de cinco minutos. Después, el acusado “acomodó el cuerpo, le cambió la ropa y le puso una almohada en la cabeza” para lograr una “escena desincriminante” y “dar una sensación de muerte natural”. Para completar la coartada llamó, a las 15.07 y a las 15.31, al servicio de emergencias para pedir ayuda y avisar que había “encontrado a su madre” descompuesta. “Todo se trató de una puesta en escena”, sentenció la fiscal. “Lo único que Luciano quería de su madre eran exigencias económicas”, comentó la fiscal y aclaró que la dependencia económica hacia la mujer estaba vinculada con “el consumo de drogas” del joven.
Para justificar esta teoría, la funcionaria explicó que antes del crimen, Sosto tuvo un “día de sexo, drogas y alcohol” con uno de sus ocasionales “amigos de emociones sexuales” (otro imputado que tuvo la causa y terminó sobreseído). Y recordó que los testigos del juicio contaron que el acusado tenía todos los días “entre 15 y 20 gramos de cocaína” y que para esa época el gramo de esa droga costaba “entre 450 y 500 pesos”. “Necesitaba esto porque cambiaba droga por sexo”, sentenció.