POLICIA
una disputa a sangre y fuego

La guerra narco en San Martín: por qué puede terminar como Rosario

Lleva varios meses y se acrecentó tras el escándalo de la cocaína envenenada de principios de año. La disputa es por poder y enfrenta a las terceras generaciones de los capos narcos más emblemáticos, entre los que aparece una figurita repetida: la de Miguel Angel “Mameluco” Villalba, el histórico líder que llegó a candidatearse a intendente de San Martin y que ahora se ofrece como garante para sellar un acuerdo de paz.

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Yo soy el rey. Miguel “Mameluco” Villalba está preso en Rawson, pero asegura que conoce a todos los actores de esta pelea y que habla con ellos. | cedoc

La guerra narco de San Martín está sectorizada, pero nadie hoy puede garantizar que la pelea por el control del negocio de la droga salga de los barrios como pasó en Rosario con el enfrentamiento entre los clanes Cantero y Bassi, que tiñó de sangre a toda la ciudad hace casi diez años.

La disputa en el corazón de la droga del conurbano bonaerense es a sangre y fuego. En un solo fin de semana el saldo de víctimas fatales llegó a tres, pero hay quienes aseguran que el número sería mayor.

De un lado está un histórico: Miguel Angel “Mameluco” Villalba (59), probablemente el capo narco argentino que más años hace que está metido en el negocio –mínimo 30–. Y eso que está preso desde el año 2011 cumpliendo una condena a 27 años de prisión por narcotráfico y asociación ilícita, entre otros delitos.

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En el otro rincón aparece Max Alí Alegre (33), alias “Negro Alí” o “Alicho”, otro referente de la zona, que creció a partir de la caída en desgracia de “Mameluco” y varios de sus familiares. 

Lo particular –aunque para nada novedoso– es que ambos se encuentran detenidos. “Mameluco” bien lejos de su territorio: en el penal de Rawson, a unos 1.300 Kilómetros de San Martín. “Alicho” en la cárcel federal de Villa Devoto. 

Villalba, quien en el año 2010 confesó estar retirado del negocio narco para anunciar su candidatura a intendente de San Martín. (“Por un verdadero cambio y un San Martín diferente”, fue el eslógan de su campaña), reconoce que es el único capaz de frenar esta ola de asesinatos sin sentido.

Desde el penal de Rawson el capo narco envió un mensaje de paz que se tradujo en un alto al fuego. O en una tregua. 

“La idea es que esto se termine de una vez por todas. Estoy pidiendo basta. Basta de matar gente inocente, basta que mueran chicos jóvenes con futuro o sin futuro. No hay que tomarlo en gracia porque muchos festejan. La idea es terminar y estoy trabajando en eso para que se termine”, dijo en una entrevista con el programa GPS de América 24.

Sin descanso. Siempre que pasa algo grave en San Martín alguien trae a la mesa la ficha de “Mameluco” Villalba. No falla. Desde el secuestro de Candela Sol Rodríguez, la nena de 11 años asesinada en agosto de 2009, los supuestos contactos con el ex jefe de la Policía Bonaerense, Pablo Bressi, hasta el reciente escándalo de la cocaína envenenada que dejó un saldo de 24 muertos y más de ochenta intoxicados. Siempre está “Mameluco”.

Villalba está bajo proceso por el tema de la droga cortada con carfentanilo e incluso aparece en varias escuchas telefónicas en las que reconoce como propios a los hombres que sacaron a la venta la cocaína mortal. 

En las conversaciones que forman parte de la causa, el capo narco dialoga con varios intermediarios. En una de ellas, habla de “droga fea”, reniega de que la hayan sacado a la venta y se interesa por las repercusiones mediáticas sobre los primeros intoxicados.

“Mameluco” no reniega de su condición de narco y hasta incluso reconoce haber sido quien introdujo la cocaína y la marihuana en los barrios más empobrecidos de San Martín. Con un teléfono celular –que evidentemente nadie le niega– sabe hasta quiénes fueron los que gatillaron en la redada sangrienta del jueves 2 al domingo 5 de junio pasado. O que hubo más muertos que los que dice la Policía.

La pelea entre los narcos no es por el territorio sino por demostrar quién tiene más poder. Si es la banda de “Mameluco” o es la banda de “Alicho”.

Hoy los que pelean en el barro son las terceras generaciones de los principales capos narcos de la zona, entre los que se cuentan –además de Villalba– Javier “El Rengo” Pacheco (49) y el paraguayo  Joaquín “El Paisa” Aquino (35), entre otros.

“El Rengo” es un narco que cobró fama en el 2021, en medio de la pandemia más estricta. Hasta ese momento no era una figura reconocida del hampa –pese a que llevaba más de 20 años en el negocio–, pero sus lujos obscenos, como la mansión en Parque Leloir o el BMW dorado, lo terminaron delatando. 

“El Paisa”, vinculado a “Alicho”, saltó a los medios como parte de una operación impulsada por los investigadores del caso de la cocaína envenenada. Fue el primero en caer, aunque poco después se supo que nada tuvo que ver con ese caso, pero sí con el narcomenudeo en tres villas de San Martín (por eso terminó expulsado del país). 

Narcos de sangre. Iván (30), alias “El Salvaje”, es el hijo de “Mameluco” y el fiel heredero del negocio, aunque como su padre controla todo desde la cárcel, donde cumple una condena a 8 años de prisión.

“Mameluco” y “El Salvaje” serían los que dominan en la villa 18 de Septiembre de San Martín. A “Alicho”, con su ejército de sicarios, le atribuyen el control del narcomenudeo  en los asentamientos Loyola, Sarmiento, parte de la 18, Escalada y La Rana.

Según Villalba, la Bonaerense no está metida en el medio esta vez, aunque el video de uno de los enfrentamientos armados parecería indicar otra cosa. Al menos, llama poderosamente la atención que los sicarios ejecuten a una de sus víctimas frente a la presencia de un móvil policial que no parece acusar recibo, pero colabora en el traslado del herido que finalmente muere camino al hospital.

Tiros para todos. Los últimos ajusticiamientos, todos vinculados a las internas por el manejo de la droga en la zona, ocurrieron en la villa 18 y Sarmiento, dos de los territorios controlados por “Mameluco” y “Alicho”. De ahí la sospecha que la pelea sería entre estos dos cabecillas. 

El primero de ellos ocurrió el jueves 2 de junio, cuando un grupo de aparentes sicarios ingresó a la villa 18 y se dirigió a atacar a balazos el frente de la casa de la madre de “un sospechoso vinculado al sicariato y a las drogas”.

A raíz de ello, murió un joven de 17 años: Leonel Iván Zamorano. ¿Fue un mensaje para “Mameluco”?

La respuesta llegó dos días después en la Sarmiento, una de las villas asociadas a “Alicho”. Fue en uno de los pasillos que abrieron fuego desde un auto contra un grupo de jóvenes que estaban reunidos.

José Luis Portillo, de 35 años, murió como consecuencia de los disparos y otros dos hombres resultaron heridos de bala.

El domingo 5 de junio pasado se produjo el tercer ataque. Jonathan Nahuel Wenner perdió la vida. Fue la tercera víctima en pocas horas. Una víctima más de una guerra que no parece tener fin.

 

“Me siento responsable”

Lo que seguramente llame la atención de muchos es el apodo “Mameluco”, y básicamente porque nada tiene que ver con el trabajo. Así lo apodaron en la adolescencia cuando cursaba sus estudios en la escuela técnica de San Martín. Porque a toda hora andaba con el mameluco puesto. En la calle, pero también adentro de su propia casa. 

Villalba está lejos del barrio. Se encuentra detenido en el penal de Rawson, donde tiene un teléfono a disposición y cuenta que habla con todos los protagonistas de esta guerra.

“Me siento responsable de todo lo que pasa en San Martín porque yo fui el inventor de la venta de drogas y ahora quiero ser el que le ponga un fin a todo esto”, dice sobre lo que está pasando.

Villalba aclara que sabe los nombres de todos, pero que no es un buchón. “No me pidas nombres porque no soy buchón. Me hago responsable por ser el inventor de toda la venta en el barrio las 24 horas”, dice.

“Mameluco” también reconoce que hubo una tregua en la guerra cuando él llamó a los que manejan el negocio, pero asegura que “ahora todo se descontroló”.

“No se pelea por el lugar. Es una cuestión de demostrar poder. Pero es el momento de decir basta. Matar por matar no tiene sentido”, sostiene.

Otro punto que aclara es que en esta disputa “no juega la Policía”. “No quiero que San Martín sea un Rosario. Soy ciudadano, soy padre, todos tenemos un hermano, un hijo. Hay que hablar y caminar el barro para que esto se solucione”, graficó.