El capo de la barrabrava de Indendiente es un hombre astuto cuando de recaudar dinero se trata. En mayo de 2010 promovió una demanda por “daños y perjuicios” a la editorial Perfil SA por haber afectado su “dignidad y privacidad” cuando este diario publicó, en su edición del 25 de abril de ese año, una fotografía de la excursión que realizó a Sudáfrica para organizar el viaje de los barras al Mundial 2010.
En aquel entonces el capo de la hinchada de Independiente había conseguido un beneficio judicial insólito: que un juez civil porteño le prohibiera a los medios de comunicación la difusión de su nombre completo, su imagen y hasta su apodo. Como no se lo podía mencionar con su alias más famoso algunos lo llamaron “bebé grande”. Entre ellos PERFIL.
En el reclamo a esta editorial, el barrabrava ejerció una insólita defensa que no pudo sostener con el tiempo. “No soy un personaje público, no lo fui ni lo seré tampoco. No me interesa, no quiero eso para mi vida, no necesito que se hable de mí, lo único que quiero es poder hacer mi vida en paz”, argumentó.
Sin embargo, meses después su promocionado viaje a Sudáfrica derivó en un escándalo cuando llegó al aeropuerto de Ezeiza con máscaras y pelucas. Su exposición le jugó en contra y terminó siendo deportado.
En el Mundial de Brasil 2014 se las arregló para llegar pese a que no podía salir del país. Se camufló como si fuera un hincha de Suiza, pero él mismo se encargó de difundir su imagen con un solo objetivo: el escándalo.
En 2010, cuando presentó la demanda que años después fue rechazada, “Bebote” reconoció que cometió “muchas equivocaciones”. “Pagué por ello, por lo cual mis cuentas con la Justicia están en cero. En el club Independiente encontré refugio. Allí soy muy querido por toda la comunidad del club al que concurro asiduamente a ver y alentar a mi equipo. En Independiente me he esforzado por alejar de las tribunas del club a los ladronzuelos (punguistas) y a los vendedores de drogas, teniendo una participación muy activa en tratar de erradicar la violencia en el fútbol, justamente utilizando el reconocimiento de los simpatizantes de este club. Pero todo el esfuerzo realizado se ve desbaratado cada vez que maniobras periodísticas, como la aquí denunciada, me introducen en el medio público, mostrándome como una persona violenta. Bajo ningún concepto voy a permitir esa humillación, el servilismo y no voy a dejar de luchar para que se respeten mis derechos; quiero que esa misma Justicia que un día me condenó, se ejerza y se proteja mi vida, mi dignidad y mi honra”.