POLICIA
Testimonio desgarrador

La lucha de una madre para que el asesino de su hija regresara a prisión

Pedro Gatica mató a su nieta Alma en 2009, y en marzo le otorgaron la domiciliaria por el coronavirus. Esta semana volvió a la cárcel.

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Historia. Alma fue asesinada de un disparo por su abuelo (izq.), en venganza de su pareja, que quería separarse. La jueza Sandra Ragusa le otorgó la domiciliaria y fue denunciada. | cedoc

“Muchi, vení que tengo un regalito para vos”, le dijo su abuelo. Alma, de 5 años, salió corriendo atrás de él. Después se escucharon dos disparos y todo fue caos y dolor. Mucho dolor. El hombre le había disparado a la nena, y luego intentó suicidarse. Hace más de un mes le otorgaron, en silencio, la prisión domiciliaria por estar dentro de los grupos de riesgo por el coronavirus. Su hija y mamá de la nena se enteró de casualidad y logró que le revocaran el beneficio. “El asesino volvió a la cárcel, del lugar del que no tendría que haber salido nunca”.

Hace una semana, a Magui Gatica le llegó un listado de internos de la Unidad Penitenciaria 3 de Bariloche que habían accedido a la prisión domiciliaria. Allí encontró escrito el nombre de su padre: Pedro Gatica. “Cuando empezó a salir todo esto del coronavirus y las denuncias de libertades de presos, dudé de que pudiese salir, pero cuando leí que no era para delitos graves me dije: ‘No va a salir’”, cuenta a PERFIL Magui. Pero esa convicción le duró poco. “Después, algo adentro me decía que estaba libre”.

La jueza de Ejecución Penal de la circunscripción de Bariloche, Sandra Ragusa, a mediados de marzo le concedió a Gatica la prisión domiciliaria. El hombre había sido condenado a prisión perpetua en noviembre de 2009. Seis meses antes había asesinado a su pequeña nieta en la localidad rionegrina de Jacobacci.

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“Cuando vi el listado el 1º de mayo, con el papá de Alma empezamos a investigar dónde podía estar, a llamar a los lugares en los que podría estar o a las personas que lo podrían recibir. Llamábamos a un lugar y nos pasaban a otro. De ahí a otro lugar. Empezamos a investigar quiénes lo habían visitado o con quién tenía contacto. Fue agotador”, describe Magui. Lo encontraron en una casa de San Antonio Oeste, una localidad a unos 200 kilómetros de Viedma.

“Nos comunicamos con el intendente de San Antonio, que no estaba al tanto, y nos confirmó el miércoles pasado que estaba ahí. En la casa de una hija de una pareja extramatrimonial, a la que nunca había querido reconocer”, detalló. Los vecinos repudiaron la presencia del homicida en el lugar y debieron colocarle una guardia policial. “Gracias al repudio, a mi mensaje en las redes y a la repercusión que tuvo el tema, volvió a prisión”, respiró. Fue el mismo Gatica quien pidió regresar al penal de Bariloche. 

“Ahora siento alivio, como si me hubiese sacado una mochila. Pero todo esto nos puso más alertas. La sensación es que a partir de ahora no nos vamos a poder relajar nunca. Te deja ese sabor amargo, la intranquilidad. No vamos a poder estar tranquilos del todo, porque no sabemos si mañana sale otra vez. La jueza lo dejó salir y ahora acepta que vuelva. Parece que hace lo que quiere”, sostiene Magui. 

El intendente de San Antonio, Adrián Casadei, junto a dos legisladoras, presentó el lunes pasado ante el Consejo de la Magistratura una denuncia contra la jueza Ragusa por la excarcelación de Gatica.

“Tenemos que estar todo el tiempo atrás de la Justicia. Si no pasaba esto, tampoco me enteraba de que gozaba de otros beneficios, porque ya salía del penal para trabajar y estudiar, beneficios que le otorgaron porque tenía buena conducta. Al final nos enteramos de que estaba más afuera que adentro del penal. Se hubiera portado bien antes, no adentro del penal”, dice Magui.

Toda esta situación la vivieron en medio de un nuevo aniversario del crimen de Alma. Once años de aquel día en que su abuelo planificó todo. Pidió un arma con la excusa de que iba a ir a cazar, y escribió una carta: “Me voy a llevar lo que más amás”. Estaba dirigida a su esposa, quien quería terminar la relación.

“Yo estaba jugando con Alma en el cuarto y apareció. ‘Muchi, tengo un regalito para vos’, le dijo, y Alma salió corriendo atrás de él. La llevó al departamento que había construido atrás de la casa donde vivíamos y escuchamos las detonaciones. Él se disparó en la boca, pero solo le saltaron algunos dientes”, detalló sobre lo sucedido aquel 9 de mayo de 2009.

“Cuando asesinó a Alma, escribió que se iba y se llevaba lo que más amaba. Mi papá andaba todo el tiempo tirado en el piso con ella jugando. Nunca nos hubiésemos imaginado que era capaz de algo así. Él lo hizo todo en nombre del amor, pero este señor no entendió nada lo que era el amor. Me parece que fue un cobarde hasta para suicidarse”, recuerda el trágico día. Alma era la primera nieta, hija y sobrina de la familia.

Magui recuerda que su padre siempre había sido una persona amable con ellos y que no habían vivenciado situaciones de violencia. “Después de todo esto, con mis hermanos nos enteramos de que era violento con mi mamá”, cuenta. “Mientras estábamos atendiendo a Alma en la guardia, él se tomó el trabajo de salir del departamento, arrojó el arma en un pozo y después se fue a entregar. Volví a verlo recién en el juicio, y cuando yo declaré, se reía”, rememora.

Once años después, Gatica “ya tiene una condena, un expediente que dice la clase de persona que es y aun así tenemos que soportar el manoseo de la Justicia”, dice su hija. “Nos sentimos burlados por la Justicia y te genera bronca e impotencia tener que seguir pidiendo justicia”.

Magui solo pide que la Justicia sea justa con ellos. “Solo queremos que todo esto sirva para algo y que la jueza no se la lleve de arriba. No queremos que lo maten, solo que la Justicia haga justicia. Lo único que queremos es que no haya más Almas, que no vuelva a pasar. Él ahora estaba conviviendo con otros niños, ¿cómo podés dormir tranquilo con un hombre que supuestamente mató a la personita que amaba? No queremos que haya más Almas. Nadie se merece pasar por esto”.

 

Un abusador tras las rejas

La Justicia de Neuquén anuló la prisión domiciliaria otorgada por el coronavirus a un hombre condenado por abusar sexualmente de su nieta en la ciudad de Junín de los Andes. Tiene que volver a prisión. 

Ramón Eugenio Llull recibió el beneficio a principios de abril. Estaba preso cumpliendo una condena a 12 años de prisión por haber abusado durante cuatro años de su nieta. 

La sala penal del Tribunal Superior de Justicia, integrada por la jueza Soledad Gennari y el juez Alfredo Elosú Larumbe, revocó el beneficio que había obtenido Llull de la prisión domiciliaria por ser paciente de riesgo, en el marco de la pandemia.

La jueza Gennari aseguró que “no se ha aplicado la perspectiva de género al momento de resolver o juzgar, pues tal como manifesté en el fallo señalado (del 8 de agosto pasado) dicha perspectiva es un proceso que se erige como una metodología de apoyo que auxilia a los/as juzgadores/as en la tarea de impartir justicia, para adecuar su actuar a los estándares internacionales”.

El fallo de la sala penal estableció dejar sin efecto la morigeración de las condiciones de detención establecidas sobre Llull y deberá “reintegrarse en forma inmediata al medio carcelario”.