Le pegaron a la luz del día. La golpearon con un fierro. La arrastraron por la calle. La ataron a un árbol. La torturaron durante tres horas y la dejaron abandonada en Laferrere. Tres días después, Marisela Pozo Pizl (27) murió en el hospital. Por el caso nadie está preso porque la Justicia resolvió, en un juicio abreviado, que los tres atacantes sean condenados a un año de prisión en suspenso. Por lo bajo de la pena (menos de tres años) los homicidas están libres y la familia de la víctima exige justicia por un fallo que, lógicamente, califica como “indignante” y “misógino”.
El hecho ocurrió en marzo del año pasado. Marisela salió corriendo de su casa en medio de un aparente brote psicótico y fue hasta un kiosco. Empezó a golpear y rompió un vidrio. El dueño del local, Héctor Julio, agarró a la joven y comenzó a pegarle en medio de la calle. Dos hombres más se sumaron, Sergio Abatedaga y Patricio Larroca.
“Si vos sos loquita, yo te voy a curar”, se escuchó que dijo uno de ellos. La golpearon, la torturaron, la atacaron con un fierro, la ataron y todo quedó registrado en distintos videos caseros de los vecinos que filmaban desde sus casas el ataque. El 20 de marzo Marisela murió. Pero la Justicia entendió que los acusados no tuvieron intención de matarla. Sí le pegaron, pero “no para terminar con su vida”. Eso entendió el juez y lo que acordaron los abogados defensores y el fiscal de la causa, Carlos Alfredo Luppino.
“Lo que para nosotros fue un femicidio, para la Justicia fue un homicidio preterintencional, es decir que la mataron sin querer, pero obviaron la tortura”, explicó el abogado Matías Bernal, representante de la familia de la víctima. “La cadena de injusticias empezó con el cambio de carátula –pasó de homicidio simple a preterintencional en junio del año pasado y desde entonces los acusados gozan de libertad–: los jueces entendieron que los tres imputados no tenían intención de matarla porque ninguno de los golpes pudieron ocasionarle la muerte por sí solos, pero Marisela falleció por la multiplicidad de esos golpes. Vamos a ir a Casación porque esto es aberrante”, sostuvo el letrado, en una conferencia de prensa que se realizó el jueves pasado en la sede del Consejo Nacional de las Mujeres. Allí estuvo Marta, la madre de Marisela, acompañada por familiares de otras víctimas de femicidios como los padres de Lola Chomnalez y de Wanda Taddei y Marcela Morera, mamá de Julieta Mena, entre otros casos emblemáticos.
Marta pidió “justicia de verdad”. “Mi hija fue asesinada, la trataron como a una cosa y la hicieron sufrir.
Nadie saltó para salvarla. Le dieron 25 fierrazos, la tuvieron atada a un árbol mientras le seguían pegando, se reían. ¿Le hicieron todo esto solo por haber roto un vidrio?
Quiero justicia, pero justicia de verdad”.