Tres meses antes del asesinato de Nora Dalmasso, un caso de características similares y con la participación del sicario Hugo Alejandro Trujillo Ospina, conmocionó a la capital peruana.
El crimen comenzó a resolverse hace pocos meses, cuando se supo que fue Trujillo Ospina quien el 15 de agosto de 2006 estranguló a Myriam Fefer Salleres. La mujer, de cincuenta años, dueña de una cuantiosa fortuna e integrante de la alta sociedad peruana, murió estrangulada. La participación de Trujillo Ospina se reveló a partir de las pruebas de ADN que se realizaron a la sangre que se encontró en la escena del crimen.
Despejada la duda del sicario, las investigaciones comenzaron a apuntar hacia la autoría intelectual de la muerte de Fefer Salleres. Según informó el portal peru21.pe, Trujillo Ospina reveló que fue la hija de la víctima, Eva Bracamonte Fefer, quien contrató sus servicios por medio de varios correos electrónicos.
La confesión de Trujillo Ospina coincide en varios puntos con las investigaciones que llevan adelante los detectives de Homicidios de la policía peruana. Según las pericias, alguien le abrió la puerta del garaje al sicario, por lo que Ospina entró muy fácilmente a la residencia. En la misma dirección había ido la declaración del mayordomo de la casa, Simon Huarcaya, que expresó ante las autoridades que encontró la luz prendida y los cerrojos abiertos.
Fefer Salleres dormía cuando Trujillo Ospina ingresó a la habitación. Cuando fue atacada con el cable de su computadora, reaccionó e intentó defenderse. Al arañar a su victimario, varias gotas de sangre quedaron impregnadas en su cartera. Tras la muerte de la mujer, Trujillo Ospina se llevó la billetera y el celular de Fefer Salleres.
El celular podría ser otro de los caminos que conduzcan a Eva. Es que alrededor de la una de la madrugada de la noche del crimen a la joven la llamaron desde el teléfono móvil robado por Trujillo Ospina. Todo indicaría que la llamada se realizó luego del crimen.