Dudas, silencio y misterio. Esos son los sensaciones que sobrevuelan alrededor de la muerte de María Teresa Valente (62), la mujer que fue encontrada sin vida al borde de la pileta de su mansión en Parque Leloir. La fiscal del caso decidió no brindar información a la prensa y la familia de la víctima optó por no hablar. A una semana del crimen, la investigación se centra en el círculo íntimo. Su ex pareja, sus hijos y una empleada doméstica están siendo investigados.
El cuerpo de “Taty”, como la llamaban, fue encontrado por la mucama al borde de la pileta, alrededor de las 11 de la mañana del sábado pasado. La mujer estaba vestida con el pijama. Las luces del interior de la mansión estaban encendidas, por lo que se supone que la muerte fue durante la noche. Primero se pensó que se trató de un suicidio, un accidente o una muerte natural, pero la autopsia reveló que murió estrangulada. Así la causa cambió de carátula: pasó de “muerte dudosa” a “homicidio”.
La hipótesis principal de la fiscal María Laura Cristini apunta a que el asesino es un conocido de la víctima. Las puertas y ventanas del chalet de dos pisos, ubicado en la calle Udaondo al 3400 en Ituzaingó, no estaban violentadas. Se estima que Valente le abrió la puerta a su verdugo o éste tenía la llave de la propiedad. Por eso, las sospechas se centran en el círculo íntimo de la víctima.
Su hija Valeria Geraige (31) fue la primera del círculo familiar en llegar a la mansión, tras el llamado de la empleada doméstica.
Omar Osvaldo Geraige (34), el primogénito y quien convivía con “Taty”, fue el último en verla con vida. El joven declaró que la noche de la muerte no se encontraba en la mansión porque se había ido a dormir a la casa de su novia.
En cambio, Pedro Omar Geraige (60) –su ex marido– es investigado por ser su última pareja y porque ella estaba deprimida luego de la reciente separación, tras haber estado en pareja durante más de tres décadas.
Pedro Omar (reconocido empresario gastronómico de Ituzaingó) y sus dos hijos, tuvieron que presentarse ante el cuerpo médico forense para que los especialistas cotejaran si alguno presentaba en su cuerpo alguna marca, rasguño o lastimadura que se pudiese corresponder con un hipotético forcejeo con la víctima. La empleada doméstica también fue sometida a este análisis, del que no trascendieron los resultados.
Ni una palabra. La fiscal del caso decidió no hablar con la prensa. “Por el momento no tiene nada que comunicar, por lo que decidió no hablar”, informó a PERFIL una fuente judicial. “Hay que esperar los resultados finales de las pericias realizadas (a las uñas y manos de la víctima en busca de un perfil genético y los resultados finales de la autopsia)”.
La familia de “Taty” también optó por el silencio. Los perfiles en las redes sociales, tanto de la víctima como de su ex marido y su hija, fueron cerrados. El único que sigue abierto es el de su hijo Omar, aunque sin actividad. PERFIL se comunicó con Valeria. Pero ella, conmovida, respondió que decidieron no hablar. El entorno familiar cree que se trató de un suicidio. Y declararon ante la fiscal que Valente había querido quitarse la vida unos meses atrás porque estaba atravesando una fuerte depresión. Aún después de la autopsia, se rehúsan a creer en la versión del homicidio.
Autopsia. Al principio se habló de una muerte accidental, natural o suicidio. El cuerpo de “Taty” no tenía signos de haber sufrido una agresión. No había sangre ni hematomas. Según los resultados preliminares de los exámenes forenses la mujer fue estrangulada. Se detalló que había “escoriaciones vitales en la cara provocadas antes de la muerte” y que “murió por asfixia mecánica y sofocación”. Se estableció también que el asesino presionó el cuello de la víctima hasta lesionar sus dos arterias carótidas. Se cree que utilizó alguna tela y presionó la boca y la nariz de la mujer para evitar que gritara. Esto ocasionó que los labios superior e inferior quedaran lastimados por la presión ejercida contra los dientes.
Según la data de muerte, Valente fue asesinada entre las 6 y las 10, es decir muy poco tiempo antes de que la hallaran.
“Los desgarros en las dos carótidas son signos de una muerte homicida. A su vez las lesiones en el labio inferior y exterior de la boca podría dar cuenta de que fue presionada por un tercero. Pero como se le practicaron maniobras de RCP (reanimación cardiopulmonar), estos pudieron haber generado algún tipo de lesión en el cuerpo”, explicó a PERFIL el criminólogo Raúl Torre. “Por eso, la anatomía patológica debe determinar si se trataron de lesiones vitales por lo que podría tratarse de un homicidio. Si en cambio las lesiones bucales y de carótidas son post mortem, producto del intento de reanimación”.
A una semana, el caso sigue siendo un misterio.
Analizan 15 horas de video
El viernes a la noche “Taty” Valente estaba con vida. Su hijo Omar declaró que estuvo con ella hasta la noche, cuando salió para ir a dormir a la casa de su novia. A las 11 de la mañana del día siguiente llegó la empleada doméstica y la encontró muerta, a un costado de la piscina. Como no había puertas ni ventanas forzadas, los investigadores del caso sospechan que el asesino conocía a la víctima. La data de muerte indica que el crimen fue cometido entre las 6 y las 10 de la mañana. Buscando una pista del autor es que los detectives comenzaron a analizar las cámaras de seguridad instaladas en la cuadra. Según las fuentes, analizan cerca de 15 horas de video, aunque la tarea no será para nada sencilla: los registros son de baja calidad.
Los detectives no sólo buscan al autor en las cámaras de la cuadra sino también en otras ubicadas a unos metros. La zona en la que ocurrió el crimen cuenta con distintas sistemas de vigilancia que podrían servir para obtener alguna pista del asesino de “Taty”.