Cinco de los ocho acusados por el secuestro y asesinato en 2002 de Diego Peralta, de 17 años, fueron condenados ayer a prisión perpetua por el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata.
Los condenados fueron Marcelo "Chelo" Cejas -quien en el juicio acusó a sus cómplices-, Julio César Rotella, David "Chaca" Pereyra, Rosa Pistillo y Enrique Alberto Báez, considerados coautores del crimen.
En tanto, se aplicó 10 años a Lauro "Chino" Shimabukuro (acusado por el secuestro), cinco a José Pablo García (imputado de tentativa de extorsión) y se absolvió al remisero Fermín Amarilla (a quien se había achacado la participación necesaria en el secuestro).
De tal manera, Amarilla y García -por los años que estuvo preso- quedarán libres de inmediato.
Luis Peralta, el padre de Diego, sostuvo que "tuvimos la suerte, dentro de todas las desgracias de que los jueces juzgaron de la mejor manera. Nos vamos satisfechos".
Para la querella, los efectivos que intervinieron en la causa en julio de 2002 tuvieron fallas en varios tramos de la investigación, como, especialmente, en el seguimiento del pago del rescate efectuado por el padre de la víctima.
Diego Peralta, de 17 años, fue secuestrado la mañana del 5 de julio de 2002, en la localidad bonaerense de El Jagüel cuando se dirigía en un remís, conducido por Amarilla, al colegio privado al que asistía.
Los captores llevaron al chico a una vivienda del barrio Los Plátanos, en Berazategui, lo doparon con tranquilizantes y pidieron a su padre 200 mil dólares de rescate, ya que, de acuerdo con una información errónea que tenían, creían que el hombre guardaba esa cifra en su casa.
Según la confesión de Marcelo Cejas, al tercer día de cautiverio, la banda decidió asesinar a Peralta porque creyó que Luis Peralta, padre del cautivo, no quería pagar el rescate y supuso que Diego les había visto la cara y los reconocería.
De acuerdo a lo que declararon los médicos forenses durante el juicio, Diego Peralta fue asesinado entre el 8 y el 13 de julio de 2002, 35 días antes de ser hallado el cadáver en las aguas de una tosquera de Ezpeleta atado a un riel.
Pese a que ya lo había asesinado, la banda cobró el 20 de julio de ese año un rescate de 9.000 pesos y 2.000 dólares que Luis Peralta arrojó cerca de la cancha de Claypole. Los vecinos, indignados con el accionar policial, prendieron fuego la comisaría de El Jagüel.
Fuente: DyN y Télam