POLICIA
hay dos detenidos

Piden exhumar el cuerpo de la promotora que fue asesinada a la salida de un boliche

Dilma Pérez González tenía 20 años. Llegó muerta a la guardia del hospital Paroissien, en La Matanza. Su familia asegura que antes de ser estrangulada fue sometida sexualmente.

Última fiesta. La joven trabajaba en el local bailable La Majha, de Gregorio de Laferrere. Allí festejó su cumpleaños con amigas la noche en que terminó muerta.
| Cedoc

El 31 de octubre pasado, Dilma Pérez González llegó muerta al hospital Paroissien de La Matanza. Había sido estrangulada y, tal vez, violada. Al menos así lo sugieren los hematomas que tenía en brazos y piernas. Además, presentaba un fuerte golpe en la cabeza.
El día anterior, Dilma, promotora de 20 años, eligió el boliche en el que trabajaba para festejar su cumpleaños. No dejaron pasar a sus amigas porque estaban en zapatillas. Fueron a otro lugar, pero ella quiso regresar, sin compañía. A la salida, cerca de las 6.15, se subió a una Ford EcoSport.

A las 8.20, la mamá de Dilma recibió un misterioso mensaje: “Ma, después voy”. Pero el número no era de su hija. La mujer llamó y nadie respondió. Intentó con el celular de la joven. Ya estaba apagado.
Veinte días más tarde, el fiscal de la causa, José Marotto, ordenó la detención de Franco Distilo y Matías Testa, de 20 y 21 años. Uno de ellos es el dueño de la camioneta.
Ambos llevaron a Dilma sin vida al hospital de Isidro Casanova, junto a un amigo que también fue imputado en la causa. Ese día, los jóvenes dieron una versión que no cerraba. Dijeron que habían encontrado a la promotora desnuda y tomándose el cuello frente al asentamiento Puerta de Hierro, ubicado sobre la avenida Crovara.

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Tras la declaración de algunos testigos, los investigadores pudieron averiguar que, en realidad, Distilio y Testa, a la salida del boliche, se dirigieron con la víctima a un departamento de la calle Entre Ríos al 4000, en San Justo.
El tercer joven involucrado declaró que estuvo pocos minutos en la vivienda porque debía ir a su trabajo. Horas más tarde, según su testimonio, sus amigos lo llamaron para pedirle ayuda: querían llevar a Dilma al hospital. Le dijeron que mientras uno de los dos se había ido a dormir a una habitación, el otro se había quedado a solas con la chica y que ésta consumió cocaína y tuvo convulsiones y vómitos.

Sin embargo, sus familiares creen que Dilma fue raptada y asesinada luego de que abusaran de ella. “Hay muchas contradicciones. Todavía no sabemos si la obligaron a subir a la camioneta o lo hizo voluntariamente”, se quejaron “Freddy” y Patricia, primos de la víctima. “Seguimos destrozados porque no tuvimos información en todo este tiempo. Recién detuvieron a estas dos personas pasaron la foto de Dilma por televisión. Lo único que queremos es justicia y que todo se esclarezca. Tenemos miedo de que los liberen”, agregaron.
Los investigadores apuntan hacia otro lugar: “De la primera autopsia no surge que haya síntomas traumáticos de defensa que lleven a pensar que fue abusada”, afirmó el comisario mayor Carlos Grecco, jefe departamental de La Matanza.
Una de las principales pruebas de la causa son imágenes tomadas por la cámara de seguridad del boliche La Majha, de Laferrere, en las que se puede ver a la víctima subiendo a una camioneta.

Las dudas que deja la investigación del fiscal José Maroto promovieron un pedido de exhumación del cuerpo, que el abogado presentará la próxima semana.

“La familia quiere incorporar a la causa las fotos de Dilma tomadas en el cajón, donde pueden verse signos de violencia que implican resistencia”, dijo Andrés Bonicalzi, abogado de la familia de la víctima. La promotora tenía “claras marcas en las muñecas, como si hubiesen estado sosteniéndola contra algo. Que en los genitales no haya signos no quiere decir necesariamente que no haya habido violación, debido a que no en toda violación hay desgarramiento del tejido vaginal. Para nosotros hubo violación seguida de muerte”, explicó a PERFIL Bonicalzi.
Dilma trabajaba desde los 13 años. Este año había terminado el colegio. Soñaba con ser policía, y hace poco había renunciado a su trabajo en una fábrica. “Ella quería superarse para ayudar a su familia”, contó Patricia. Con algo de dinero ahorrado, organizó su cumpleaños, que terminó de la peor forma.