Un fiscal de San Isidro pidió que se condene a 45 años de cárcel a un mozo, aprendiz de chef y profesor de música de 30 años acusado de haber abusado sexualmente de ocho jóvenes que lo reconocieron por un tatuaje chino en la mano izquierda, informaron hoy fuentes judiciales.
La inusual cantidad de años solicitada por el fiscal Carlos Palacios se debe a que seis de los siete hechos que se le imputan a Rodrigo Marcelo Somoza Ebbeke se concretaron cuando ya estaba sancionada la ley impulsada por Juan Carlos Blumberg, que permite la sumatoria de penas de delitos en concurso real hasta 50 años de prisión.
Palacios solicitó la pena durante su alegato en la última jornada del juicio que se desarrolla ante el Tribunal Oral en lo Criminal 6 de San Isidro, el mismo que condenó al viudo Carlos Carrascosa por el encubrimiento del crimen de su esposa María Marta García Belsunce, integrado en esta oportunidad por los jueces Hernán San Martín, Luis Rizzi y Mario Kohan.
El tribunal pasó a un cuarto intermedio hasta el próximo 22 de noviembre a las 13, cuando dará a conocer su veredicto y la eventual condena.
Por su parte, su defensora, pidió que a la hora de dictar su veredicto, el tribunal tenga en cuenta que Somoza Ebbeke era un hijo de desaparecidos de la última dictadura militar con graves problemas de conducta.
El abogado Jorge Hernández, quien representa a la única víctima que se presentó como particular damnificada -la chica que lo reconoció en un bar-, adhirió al pedido del fiscal Palacios y también pidió en su alegato 45 años de prisión para el imputado.
Fuentes judiciales indicaron a la agencia oficial Télam que si bien durante todo el debate, iniciado el jueves pasado, Somoza Ebbeke pidió no estar presente en la sala porque tenía como tick sonreír cuando estaba nervioso, el lunes presenció los alegatos e hizo uso de su derecho a las últimas palabras.
Al dirigirse a los jueces San Martín, Rizzi y Kohan, el acusado se mostró arrepentido de lo que hizo, pidió perdón y dijo que el 2004 fue un año muy malo para él.
Somoza Ebbeke está acusado de los delitos de abuso sexual con acceso carnal vía oral agravado por el uso de arma, privación ilegal de la libertad y robo calificado, en perjuicio de ocho chicas de entre 20 y 28 años en siete hechos, ya que en el último caso hubo dos víctimas simultáneas.
Todos los ataques se cometieron entre enero y noviembre de 2004 en Martínez y Olivos, hasta que el primero de abril de 2005, Somoza Ebbeke fue detenido luego de que una de sus víctimas, una estudiante de arquitectura, lo reconoció y le vio el tatuaje chino cuando le sirvió un café en el bar "Gluck" de Martínez, donde trabajaba como mozo.
Ese tatuaje con símbolos chinos entre el pulgar y el índice de su mano izquierda fue reconocido por todas las víctimas y fue el hilo conductor que le permitió saber a los investigadores que se trataba del mismo violador en todos los casos.
Los pesquisas determinaron que en ninguno de los hechos hubo penetración, ya que la modalidad de este violador serial era obligar a sus víctimas a realizarle sexo oral o masturbarlo, aunque la Justicia en estos casos considera que una "felatio" también es un abuso sexual con acceso carnal.
Para la detención de Somoza Ebbeke y su eventual condena fueron clave diversos aportes de sus víctimas, ya que una lo reconoció en el pub donde trabajaba como mozo, otra recordó el número de patente de su auto, una tercera aportó la prueba trascendental de un pañuelo descartable con su semen y una cuarta un pantalón también manchado con semen.
El violador siempre actuaba de la misma manera: buscaba a sus víctimas en las inmediaciones de los boliches de la zona, las amenazaba con un arma y las obligaba a subir a un auto -primero un Fiat 128 Super Europa marrón metalizado y después un Volkswagen Senda blanco-, donde abusaba de ellas y a algunas también les robaba.
Voceros judiciales indicaron que la situación procesal del mozo y aprendiz de chef es complicada, ya que durante la instrucción y el debate fue reconocido por la mayoría de sus víctimas.
Pero las pruebas más contundentes son dos estudios de ADN positivos que determinaron que el patrón genético del imputado es el mismo que el del semen aportado por dos víctimas.
El primero de esos estudios de ADN se hizo con un pañuelo descartable que el abusador empleó para limpiarse su semen tras uno de los ataques.
Ese pañuelo de papel fue arrojado por el violador a la calle sin prever que su víctima luego le indicaría a la policía el lugar exacto donde fue encontrado por los peritos.
El segundo cotejo genético se hizo con un pantalón de corderoy manchado con el semen, cuyo ADN, al igual que en el pañuelo descartable, coincidió con el de Somoza Ebbeke.
El primer ataque ocurrió el 2 de enero de 2004 en Martínez y la víctima fue la estudiante de arquitectura que un año después reconoció a Somoza Ebbeke en el bar donde trabajaba.
El último caso ocurrió el 21 de noviembre de 2004 a la salida del boliche Sunset de Olivos, donde el violador obligó a subir a dos chicas al auto y mientras una de ellas fue manoseada, la otra fue forzada a masturbar y practicarle sexo oral al delincuente.
Fuente: Télam