“Conseguime donde vive y el auto que tiene. Después yo me encargo”. Fueron las palabras que alertaron a las autoridades y con las que finalmente descubrieron un plan macabro: dos presos alojados en distintos lugares de detención tenían como objetivo asesinar al juez Juan Carlos Vienna y al fiscal Guillermo Camporini, principales impulsores de las investigaciones que se llevan a cabo para desmantelar al narcotráfico que se instaló en la provincia de Santa Fe.
Uno de los interlocutores es Germán Almirón, un policía que está detenido por facilitar la fuga de Juan Domingo Ramirez, uno de los integrantes de Los Monos.
Del otro lado de la línea, era Arón Trevez, sicario, procesado por un asesinato en una playa de estacionamiento en noviembre del 2012.
"Nunca pasó en la historia de Santa Fe que mataran a un fiscal o a un juez. Hasta que no pase todo va a seguir igual. Los dueños del poder son los jueces y los fiscales porque nunca les pasó nada" decía Almirón en una de conversaciones.
Según revelaron las escuchas, el atentado contra el juez iba a ser realizado por un sicario apodado “Anteojito”. “Arroz con salchicha” era la forma en que los interlocutores llamaban a Vienna, mientras que “bocón” utilizaban para el fiscal Camporini.
El plan pudo ser descubierto gracias a que el juez federal Carlos Vera Barrios ordenara las intervenciones telefónicas entre ambos presos, lo que provocó procesamiento en la última semana.
Según la pesquisa inicial Almirón, que al ser apresado pertenecía a la División Judicial de la Unidad Regional II, tenía una relación estrecha con Arón Treves, quien fue convocado para hablar en la investigación del expediente del Fantasma Paz, que maneja Vienna y es conocida como la Causa Monos.
Lo que Treves dice en las escuchas dejan ver que se siente decepcionado porque tras su colaboración en esa causa no recibió el beneficio de la libertad que esperaba.
Difícilmente Vienna podría haber favorecido con algo así a Treves dado que éste está detenido por causas donde el magistrado no tiene incumbencia: por el crimen de Maipú al 800 lo procesó Roxana Bernardelli y por el transporte de la pasta base el juez federal Marcelo Bailaque.
En el teléfono que se le atribuye, Treves deja muy claro su fastidio por estar preso. "Lo único que te pido es que me consigas dónde vive, dónde vive nada más, y el auto que tiene, que después yo me encargo", le dice al teléfono de Almirón.
Este le responde: "Estos de Judiciales me traicionaron", dado que fueron sus propios camaradas de allí los que señalaron a Almirón por haber facilitado la fuga de Ramírez, publica el diario La Capital. En otro tramo del diálogo del teléfono de Treves se oye: "Esta gente no sabe de las cosas que pueden llegar a pasar".
"Me como un arroz con salchicha, ¿qué me puede perjudicar", se dice desde el teléfono de Treves.
"Absolutamente nada, pero tenés que tratar de hacer un doblete. Si vos lo cortás a salchicha mañana este va y habla con Camporini, ¿entendés?, contesta Almirón.
"Escuchá vos", agrega Almirón. "Pensálo y meditá tranquilo y mañana me decís si nos comemos el arroz con salchicha o nos comemos el bocón. Vos pensálo. ¿Sabés por qué? Porque si yo me como el bocón, salchicha se va a pegar un susto de aquellos".
Son algunos de los fragmentos que se dieron a conocer de las intervenciones telefónicas.