Carlos Landívar sorprendió a todos cuando asesinó a sus dos jefes, a un compañero de trabajo y luego se suicidó, presuntamente por una disputa de dos mil pesos en su liquidación salarial. Pero la masacre no fue tan sorpresiva: el asesino dejó varios indicios antes de cometer el crimen.
"Decía que iba a hacer un desastre y que iba a matarlos", contó una vecina. Según ella, el atacante le había anticipado sus planes a un kiosquero de la zona, supuestamente a raíz por otra deuda, de 100.000 pesos.
"Esto no viene de ahora. Al hombre le debían 100 mil pesos de arreglos y lo querían echar", agregó la vecina en declaraciones televisivas.
El chapista, además, tenía antecedentes de violencia: el año pasado fue despedido de una concesionaria de BMW de la zona, tras lo cual volvió enfurecido y rompió varios autos, informó el sitio de noticias El Cívico.