La mansión de Rolando Nusbaum (68), el empresario rural que esta semana fue asesinado de un disparo en un country de Open Door, tiene nueve dormitorios, ocho baños y ocho cocheras. Es una casona de campo de mil metros cuadrados. Está valuada en 1.000.050 dólares, y hace más de un año que está a la venta. En este lugar vivían su ex esposa y principal sospechosa, Gabriela Aracy Moreira García (39), y los dos hijos de la pareja, de 16 y 8 años.
Gabriela y Rolando estaban tramitando un conflictivo divorcio. Para los investigadores no es un dato menor, porque sospechan que la disputa por la división de bienes sería el móvil del crimen.
El empresario, que administraba un coto de caza en La Pampa, apareció muerto de un disparo en la suite matrimonial de su casa en La Ranita, un club de campo de la localidad de Open Door, partido de Luján. El crimen se descubrió este lunes a las 2 de la madrugada.
Rolando no vivía en esa casa, pero cada vez que pasaba a visitar a sus hijos se quedaba uno o dos días. Hacía más de un año que la relación con su mujer estaba terminada.
La vivienda en disputa está a nombre de la hija del anterior matrimonio de la víctima, situación que habría generado un conflicto por la división del patrimonio, según indicaron los investigadores.
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Aunque viajaba mucho, el empresario vivía con uno de sus hermanos en un departamento de la ciudad de Buenos Aires. Su ex pareja, de nacionalidad uruguaya y a la que había conocido hace 18 años, seguía formando parte de una sociedad con su ex marido: Manzanares SRL, que brinda servicios de jardinería y paisajismo. En ella Gabriela figura como socia gerente.
Sin embargo, los voceros consultados por este diario señalaron que la acusada es “ama de casa”. “Vivía del dinero que le pasaba Rolando”, destacó a PERFIL una fuente que interviene en el caso.
Desde que la pareja decidió separarse e iniciar el trámite de divorcio, la situación económica de la mujer comenzó a empeorar. “Tenía un Ford Focus modelo 2010 bastante deteriorado”, apuntó otro informante.
A pesar de ello, la ex esposa del empresario nunca perdió el glamour: cuando este miércoles la detuvieron en el baño de las fiscalías de Luján, llevaba un poncho de hilo con flecos, mocasines y una cartera Hermes. Evidentemente nunca pensó que esa noche no iba a dormir en su mansión.
Indicios. La coartada de Gabriela presenta muchos grises. Si el crimen lo planificó con antelación como algunos sospechan, claramente no se trató de un plan inteligente. Veamos por qué.
La ex mujer del empresario planteó una escena de robo. Dijo que dos delincuentes entraron a la casa mientras ellos dormían, pero los detectives no hallaron signos de violencia en puertas ni ventanas. Tampoco detectaron señales de una búsqueda desesperada de valores.
Según su versión, Rolando dormía en la suite principal de la casa, ubicada en la planta alta, y que cuenta con un sistema de apertura con huella digital. La mujer no aportó muchos datos de los autores: dijo que no les pudo ver la cara porque estaban encapuchados y solo destacó que medían un metro ochenta, aproximadamente.
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Gabriela les contó a los policías que los delincuentes se habían llevado armas de caza, 30 mil dólares, celulares y una pistola calibre 9 milímetros, curiosamente del mismo calibre que la bala que mató al empresario.
El hermano de la víctima, y uno de los primeros testigos, aclaró que no tenía vínculo con la ex pareja de Rolando pero aportó un dato importante: “No tenía esa plata ni de casualidad. Yo le estaba prestando dinero de otros emprendimientos. Mi hermano no tenía un peso”, aseguró.
Otro punto central es la huida de los supuestos ladrones. Gabriela declaró que salieron del country escondidos en el baúl de su propio auto. En las cámaras de seguridad se la ve a la mujer al volante de su Focus, con la ventanilla baja. “Es imposible que dos hombres del tamaño que describe la denunciante entren en el baúl de ese coche porque no caben ni dos niños”, graficó uno de los investigadores.
El cuerpo de Rolando presentaba un balazo que ingresó por uno de los pómulos y quedó alojado en la región malar. Lo mataron mientras dormía. Según los forenses, no presentaba signos de defensa.
La principal sospechosa fue sometida a la prueba de dermotest, la técnica que sirve para determinar si hay residuos de un disparo en la mano. Esta pericia no es categórica porque el resultado positivo no significa que la persona implicada haya efectuado el disparo.
En este caso, el estudio detectó restos de plomo, bario y antimonio en la mano de la ex mujer del empresario. “El resultado del dermotest es uno de los elementos incriminatorios que tenemos pero no el principal. La autopsia, los horarios de entrada y salida, la posición del cuerpo; hay un montón de cosas que no cierran de su relato y por eso es que se la detiene”, explicó uno de los pesquisas.
Gabriela solo declaró como testigo en su papel de víctima. Cuando la acusaron y detuvieron por el delito de homicidio agravado no quiso hablar. Desde ese momento se mantiene aislada y en silencio. Según cuentan, en ningún momento se mostró conmovida.
La sospechosa dijo que dos ladrones entraron a robar y que ella los sacó en el baúl de su auto
Un relato con muchos grises
La ex mujer de la víctima denunció, cuando pasó por un destacamento policial cercano a su domicilio, que el lunes a la madrugada había sido asaltada en su casa. En la guardia dijo que dos delincuentes se la habían llevado cautiva hasta la Ruta 6, donde la abandonaron y se subieron a otro auto.
Cuando los efectivos accedieron a la planta alta de la casa, las puertas estaban cerradas. No había signos de desorden ni aberturas forzadas. Al ingresar a la suite principal hallaron a Rolando Nusbaum con un tiro en la cabeza. En otra pieza estaban los dos hijos de la pareja.
Gabriela detalló que su ex marido tenía una pistola 9 milímetros y una colección de armas de caza que supuestamente los autores se llevaron, junto a un botín de 30 mil dólares que ella guardaba. Nada de eso fue recuperado hasta el momento.
Los médicos forenses confirmaron que la víctima fue asesinada con un arma del mismo calibre.
La principal sospecha es que el crimen fue cometido por la ex mujer del empresario. En principio, estaría casi descartada la participación de otra persona. Además, no hay indicios que demuestren violencia de género, por lo que la pista económica es la que más cierra. Si Gabriela ejecutó a su marido entre las 2 y las 4 de la madrugada del lunes, se supone que salió del country con el objetivo de descartar, al menos, el arma homicida.
Las claves
La víctima. Rolando Nusbaum tenía 68 años. Era un empresario que administraba un coto de caza en La Pampa. Tenía tres hijos –dos con su última pareja–. Estaba separado y vivía con su hermano en la ciudad de Buenos Aires.
El crimen. Ocurrió el lunes a la madrugada en el interior de una casa del Club de Campo La Ranita de Open Door, partido de Luján. La víctima fue ejecutada de un tiro en la cabeza en la suite del primer piso.
La acusada. Gabriela Aracy Moreira García es uruguaya y tiene 39 años. Es la ex pareja de la víctima. Declaró que ladrones entraron a robar en su casa, pero su relato está plagado de contradicciones. Está presa desde el miércoles.
Las hipotesis. La pista de un robo que planteó la ex pareja de la víctima está casi descartada. Todo indica que el asesinato se produjo en el marco de una disputa por la división de bienes. La casa de la víctima vale un millón de dólares.