Desde Salta.
“Desde el primer día estuve a disposición de la Policía, pero ahora me quieren culpar de algo que no hice y tengo temor por mi vida, por eso ya no salgo de noche a ningún lado”. El juicio por el crimen de las turistas francesas Cassandre Bouvier (29) y Houria Moumni (22) avanza y la situación de Omar “Pajarito” Ramos, uno de los imputados por encubrimiento, parece empeorar. Al menos, eso cree: “Desde el día en que me detuvieron y estuve trece días preso, me costó toda una vida y vivo de luto. El 11 de marzo cumplí 50 años y no lo pude festejar porque estoy involucrado en esta causa”, dijo a PERFIL tras prestar declaración en el debate que comenzó el 25 de marzo pasado.
Ramos es el baqueano que guió el rastrillaje de la policía en el que se encontraron casquillos de un arma de calibre 22, que habrían sido plantados para desviar la investigación. Además, Ramos transportó por siete cuadras el rifle con el que mataron a las francesas, según su testimonio, “sin saberlo”.
Pocos días después del hallazgo de los cuerpos, entre el 3 y el 6 de agosto de 2011, el padre de Gustavo Lasi, el principal acusado, le pidió una “gauchada”: “Walter Lasi me dio el arma desarmada, envuelta en papeles de diario y dentro de una bolsa de arpillera y me pidió que la lleve hasta la casa de su hermano”, explica. “Me dijo que quería que me la lleve porque no quería ser torturado por los policías que ya habían golpeado a varios vecinos”, indica.
El supuesto favor le costó el procesamiento por encubrimiento. Ramos argumenta: “Yo confiaba en Walter Lasi, pero hoy aprendí a desconfiar, porque si yo sabía que era el arma homicida hubiese denunciado a la Policía, de eso que nadie tenga duda, porque soy una persona de bien”, asegura.
En el juicio, además, se ventiló un informe de Néstor Piccolo –el ex jefe de la Brigada de Investigaciones que se suicidó en noviembre de 2011– que complica a Ramos. En el documento que consta en el expediente, el comisario plasma sus sospechas sobre la aparición de dos plomos pasadas las 72 horas del hallazgo de los cuerpos. Piccolo creía que los proyectiles habían sido plantados, ya que durante los primeros dos días se realizaron minuciosos rastrillajes con detectores de metales de Gendarmería Nacional sin resultados.
Sobre este informe, el oficial que encontró los casquillos, Walter Omar Mamaní, dijo en el juicio que su jefe sospechaba de Ramos. Esta afirmación acrecentó el temor del baqueano. El policía dijo que Pajarito se adelantaba en el sendero y “él podría haber tirado los proyectiles a propósito”. En su defensa, Ramos contó que siempre fue al lado de uno o más efectivos y que “nunca caminó solo”.
Bouvier y Moumni fueron halladas muertas el 30 de julio de 2011 en un paseo de la Quebrada de San Lorenzo, a 12 kilómetros de Salta. Gustavo Lasi, Daniel Vilte Laxi y Santos Clemente Vera son juzgados por homicidio calificado criminis causa, con abuso sexual agravado y robo calificado.