La flamante amistad entre la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y el Papa Francisco no logró romper una férrea tradición del oficialismo que lleva más de ocho años: la mandataria no asistirá al Tedeum en la catedral porteña. En su lugar, observará la celebración religiosa en la basílica de Luján, "como hicimos el 25 de mayo de 2010 por el Bicentenario", anunció el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli.
Encabezará la ceremonia el arzobispo de la Arquidiócesis de Mercedes, Agustín Radrizzani. Ese mismo día, a partir de las 16, también se realizarán festejos en la Plaza de Mayo, con la presencia de la Presidenta, explicó el funcionario.
"Cada municipio tiene que venir con micros, camiones, autos, lo que fuere. Vamos a dar una señal a los argentinos de que estamos más vivos que nunca y que además este proyecto tiene por delante mucho más que lo que se hizo hasta ahora", proclamó Parrilli, según la agencia DyN.
En 2004, el entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, criticó las políticas sociales del gobierno durante el Tedeum en la catedral metropolitana. Al año siguiente, el expresidente Néstor Kirchner decidió trasladar la celebración a diversas ciudades del interior del país.
La decisión fue uno de los motivos que tensó la relación entre los Kirchner y el ahora papa Francisco, al punto de esperar, en cada homilía de mayo, un mensaje político, como el de 2012, en el que el todavía arzobispo porteño criticó que “nadie se haga cargo” de las tragedias, crímenes y deudas que “debemos pagar por hechos de corrupción”. Se esperaba que, con el nuevo acercamiento al Sumo Pontífice, Cristina podría volver a celebrar en la Catedral porteña ante el nuevo arzobispo, Mario Aurelio Poli.
Pero no podrá ser, al menos por este año. Trascendió además que la jefa de Estado asistirá a la celebración en la basílica con una de las banderas que flameó en las Islas Malvinas en 1966, en el marco del Operativo Cóndor, y un pesebre donado por el Vaticano, según DyN.