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Ahora, la tregua

Lejos de estar resuelto, el conflicto amenaza con seguir marcando a fuego el inicio de la gestión de Cristina. Galería de imágenes.

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| AFP
Reunida en pleno en Gualeguaychú, emblema mediático de los 20 días de protesta agraria, la dirigencia del campo decidió suspender la medida por 30 días y disponerse al diálogo con el Gobierno nacional.

Lo hizo en base a tres razones elementales:

  1. Evitar que el desabastecimiento en las ciudades (empezando por las del interior) los ubique como los malos de la película, sobre todo después de la masiva movilización kirchnerista de ayer en la Plaza Mayo. En su proclama conjunta, pidieron "disculpas a los pueblos que se quedaron sin alimentos".
  2. Atender al visible desgaste muscular acumulado entre los protagonistas más activos de los cortes de ruta.
  3. Aventar el riesgo de que la protesta perjudique las cosechas, en particular la de la soja.

Pero, lejos de estar resuelto, el conflicto amenaza con seguir marcando a fuego el inicio de la Gestión Cristina. Todo depende de que, de uno y otro lado de la disputa, puedan superarse las sorderas que impiden cualquier conversación civilizada.

La Casa Rosada ha expresado a través de varios de sus voceros que la protesta agraria se levantó gracias a la amenazante demostración de fuerzas, con gremialistas y piqueteros a la cabeza.

Los ruralistas expresaron su "gesto humanitario" tras haber dejado en claro que, si así lo deciden, todas las góndolas del país pueden quedar vacías.

Si ambos usan estos 30 días para seguir demostrando "quién la tiene más larga", nada bueno podrá salir de esas ficticias predisposociones al diálogo.

La principal responsabilidad de aprovechar este tiempo para descomprimir tensiones y hallar salidas le cabe al Gobierno.

La Argentina está buscando dirigentes políticos capaces de actuar como mediadores de los innumerables conflictos que la surcan, no como actores blindados de las disputas sectoriales cuyo principal interés es la acumulación de poder.

Gobernar es administrar y resolver conflictos, no generarlos. Y mucho menos repitiendo esquemas y divisiones que tanto daño causaron en el pasado.

 

* Secretario de redacción del Diario Perfil