Una crisis de pareja entre el vicepresidente Amado Boudou y su novia, Agustina Kämpfer, encendió ayer las alarmas del Gobierno y motorizó desmentidas y promesas de fotos compartidas en los próximos días.
Esos temores no son infundados. Un enfrentamiento sentimental entre dos personas que se encuentran enredadas en una causa judicial podría resultar fatal, más si esa investigación golpea la puerta del poder y las cuestiones de Estado.
Lo cierto es que la pareja atravesó "una crisis como cualquier otra pareja, pero nada de importancia". Así lo afirmó a PERFIL una fuente allegada a los secretos más íntimos de Boudou. De hecho, el vicepresidente recibió ayer más de una llamada de sus colaboradores y asesores que le pedían instrucciones sobre qué pasos seguir frente a la consulta de la prensa.
"Agustina no se mueve de su casa, hasta la pueden fotografiar", sugirió uno de los allegados al mejor guitarrista que tiene la Casa Rosada.