Desde Los Ángeles
La Cumbre de las Américas lo hizo. Alberto Fernández y Jair Bolsonaro dialogaron en Los Ángeles en la previa a los discursos presidenciales del jueves de la IX edición de la Cumbre de las Américas. Para el gobierno argentino, el segundo encuentro cara a cara entre los mandatarios se trató de apenas un cruce informal, pero para el jefe de Estado de Brasil fue también el inicio del deshielo de un vínculo que tuvo muchos choques.
La gestión de Alberto Fernández siempre buscó bajarle el tono a las posibles citas e intentos de encuentro con su par brasileño y este segundo cruce no fue la excepción. Sucedió con la charla que mantuvieron un año atrás en el G20, pero también cuando dos años atrás, Bolsonaro invitó al mandatario argentino a verse por primera vez en suelo uruguayo para la asunción de Luis Lacalle Pou, una propuesta que nunca terminó de convencer a Fernández y que se terminó desactivando.
El primer cara a cara llegó recién en la Cumbre de Líderes del G-20 del año pasado en Roma. En aquel entonces la delegación argentina remarcaba la soledad del brasileño y lo contrastaba con la cantidad de bilaterales conseguidas por Fernández. En esa charla coincidieron en la idea de fortalecer el Mercado Común del Sur (Mercosur) y luego hablaron en forma jocosa de fútbol. Esta vez, y en el año del mundial, también tuvieron tiempo para bromear sobre el fútbol.
“Se acercó muy amablemente, me saludó, hablamos un ratito de fútbol, y después me preguntó por su preocupación por el tema energético, sobre de qué modo podemos trabajar en la integración energética. Yo le dije que las posibilidades eran muy concretas, porque ya parte de la energía eléctrica que hoy entra a Argentina la traemos de Brasil a un mínimo precio, yo se lo agradecí y le dije que queríamos seguir con eso. Y le expliqué en qué estado estábamos con el gasoducto, el me preguntaba si íbamos a hacer las plantas de licuefacción, le dije que sí pero que a ellos les convenía importar gas natural, que es mucho más barato, y por qué si desarrollamos como tenemos planeado el gasoducto de Vaca Muerta, vamos a poder ingresar mucho gas a Brasil”, dijo el Presidente sobre el encuentro en diálogo con PERFIL y otros medios.
Durante horas, el gobierno de Fernández buscó restarle importancia a este segundo encuentro que se da en medio de la partida de Daniel Scioli de Brasil como embajador. La reunión ni siquiera fue mencionada por nadie de la comitiva, a pesar de que también participó de la charla el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, y fue a la vista del resto de los funcionarios que llegaron hasta el Centro de Convenciones como el canciller, Santiago Cafiero, y el secretario General de la Presidencia, Julio Vitobello. Incluso, en el entorno presidencial, se animan a describir el rol de Bolsonaro en encuentros internacionales como el de un “actor de reparto”.
“Cuando Bolsonaro recibió el traspaso de mando del Mercosur en la Copa América, yo no dije nada de fútbol porque la veía difícil, pero él me dijo estos son los goles que le vamos a hacer, vamos a ganar 5 a 1, y cuando llegó el encuentro en Roma, le dije ‘que tal vengo a saludarlo porque pronostica mal el futbol, ganamos 1 a 0’. Fue un saludo breve entonces. Ahora hablamos de quién se iba a quedar con la copa de Qatar, y después si nos metimos en el tema del gas”, detalló Fernández.
El apoyo a Lula Da Silva que la gestión de Fernández demuestra también tiene que ver con no hacer alarde de este segundo cara a cara, aunque entienden la necesidad de Bolsonaro de buscar esta foto en medio de su debilidad política ante las elecciones de octubre. En dos años y medio de gestión, Fernández y Bolsonaro nunca pudieron –y quisieron– acordar una reunión bilateral. Pero una cumbre lo hizo otra vez.