Estaba cómodamente sentado solo en el living de su casa en Rosario, terminando de ver el partido Argentina-Perú. Repentinamente escuchó tres disparos que ingresaron por la puerta, y otra decena que quedaron incrustados frente a las paredes de su vivienda. Asustado, el gobernador de Santa Fe, Antonio Bonfatti, llamó a la Policía y a sus asesores en materia de seguridad: estaba seguro que había sido un atentado.
“Me siento más fuerte que nunca”, dijo ayer el gobernador socialista rodeado por el ministro de Defensa, el kirchnerista Agustín Rossi, y el candidato K a diputado, Jorge Obeid, dos de los opositores que se solidarizaron tras el hecho. Ya lo habían hecho Miguel del Sel, los candidatos de UNEN y los radicales, entre otros.
Bonfatti expresó que continuará “el rumbo de combatir a las organizaciones violentas”, durante una conferencia de prensa en la Gobernación tras pasar el día con sus hijos y nietos bajo la mirada de policías y gendarmes.
El ataque mafioso ocurrió el viernes por la noche cuando cuatro desconocidos a bordo de dos motos dispararon más de diez veces con balas de calibres 9 y 11,5 milímetros. En el momento del hecho su mujer y secretaria de Inclusión de la provincia, Silvia Tróccoli, estaba en la cocina. El episodio se dio en medio de denuncias por el crecimiento de bandas vinculadas al narcotráfico en Rosario.
Bonfatti se mostró ayer con Rossi (ex candidato a gobernador por Santa Fe) y agradeció al jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, y a Sergio Berni, el secretario de Seguridad, con quien dialogó un par de veces tras el episodio. “No lo tomo como un ataque a Bonfatti, sino a la investidura del gobernador de la provincia. Es un ataque a la democracia, a las instituciones y a todos los santafesinos”, dijo.
Escuchaban la conferencia de prensa su jefe político, el candidato a diputado por el Frente Progresista Cívico y Social, Hermes Binner, y la intendenta socialista de Rosario, Mónica Fein.
“Venimos a ratificar el rumbo de combatir a las organizaciones violentas. Es una bandera que compartimos los tres poderes de la provincia” apuntó el gobernador. “Lejos de amedrentarnos, nos dan más fuerza. Nos están diciendo que vamos por el buen camino. Me siento más fuerte que nunca. Vamos a seguir redoblando nuestro accionar cotidiano”, expresó.
Si bien es la primera vez que amenazan a Bonfatti, el ministro de Seguridad santafesino, Raúl Lamberto, ya había recibido amenazas telefónicas. Fuentes socialistas las atribuyen a las bandas narco que azotan Rosario y que dejaron más de mil muertos desde 2004 en un negocio que mueve unos $ 2 mil millones al año.
Un dato curioso es que al momento del ataque no había custodia oficial. Según contó el gobernador, pidió en persona que se retire ya que no se encontraba en funciones. “Quiero ser un ciudadano que dé servicios a la comunidad y no alguien que tenga privilegios por ser gobernador”, se justificó. Bonfatti nunca tuvo una guardia fija frente a su casa en la esquina de Darragueira y Gallo. En el momento del ataque había un móvil policial a dos cuadras. Ahora dos móviles, uno de la Polícía y otro de Gendarmería, lo siguen a todos lados