“Yo le hice el favor a Uberti de llevarle la valija. El me pidió que la ponga ahí”, dijo Antonini Wilson. En la misma mesa, Moisés Maiónica y Franklin Durán escuchaban las quejas de la principal figura del valijagate. Apenas habían pasado diez días del episodio de los 800 mil dólares y Antonini no encontró mejor forma de canalizar su nerviosismo, cooperar con el F.B.I y cruzar de vereda. Así, sin rodeos, y grabando todo para el gobierno de los Estados Unidos, el testigo clave de la causa contra los tres ciudadanos venezolanos acusados de conspiración y de ser agentes encubiertos del gobierno venezolano, se desligó de la valija y cargó contra Claudio Uberti, el ex director del Órgano de Control de Concesiones Viales y mano derecha del ministro de planificación Julio De Vido.
El segundo día de interrogación a Moisés Maiónica, en la Corte Federal de Miami, siguió su curso y terminó de despejar las vinculaciones entre los gobiernos de Venezuela, Argentina y el escándalo de los 800 mil dólares. El fiscal Tomas Mulvihill extendió durante casi ocho horas un cuestionario preparado en manera cronológica. Así, logró sacarle al abogado venezolano textuales y afirmaciones que incriminaron aún más a funcionarios públicos de los dos gobiernos. Franklin Durán, sin cortar con la cábala del traje impecable, escuchó atentamente cada frase de su ex compañero. En el lado del público, sentada sin llamar la atención, Teresa Van Vliet, abogada de Guido Antonini Wilson, tampoco quiso perderse ningún detalle.
En sintonía con las respuestas, la parte acusadora mostró por primera vez parte de las 200 grabaciones que Antonini hizo en carácter de colaborador del FBI, de las cuales se desprendieron varios interrogantes y se cerraron otros. Según lo declarado por Maiónica, el jefe de los servicios de inteligencia venezolanos y pieza fundamental del gabinete de Hugo Chávez, el General Henry Rangel Silva, le confirmó que el sábado 4 de agosto de 2007, el día que fueron incautados los 800 mil dólares, “un contacto debía estar esperando la llegada del avión para que se brincarán los procesos normales de aduana”. “El avión se atrasó y por eso cuando arribó no lo estaban esperando y se produjo el decomiso”, aclaró el detenido.
-¿Conoce a Claudio Uberti?- , le preguntó Mulvihill
-Sí. Es un alto funcionario del Gobierno Argentino. Ex, perdón. Estaba encargado del sistema de rutas.
-Para el momento que se incautaron los 800 mil dólares ¿Los argentinos ya había asistido a las urnas?
-No señor.
-¿Para qué cargo se presentó Cristina Kirchner?
-Candidata presidencial
-¿Qué relación tiene con el entonces presidente Néstor Kirchner?
-De hecho son marido y mujer.
-¿Tuvo éxito en su campaña?
-Si señor, es la actual presidenta.
Clave. Maiónica, algo más distendido que ayer, respondió con claridad cada una de las preguntas, incluso en más de una ocasión, dio más detalles que los que se le solicitaba.
“¿Quién puso a cargo de “limpiar” el caso de la valija al jefe de la Disip, Rangel Silva?”, inquirió el fiscal.
-El presidente de la República de Venezuela -, aseguró el testigo.
-¿Quién es él?-, repreguntó Mulvihill
-Hugo Chávez, respondió en un tono seco.
Al comienzo de la interrogación, el venezolano admitió que en el momento del escándalo “estaba trabajando para el gobierno” y que llegó a Miami como un enviado de la inteligencia venezolana, aunque se definió como un “abogado independiente”.
"Rangel Silva me aseguró que el dinero era de PDVSA. También afirmó que era para la campaña presidencial de Cristina Kirchner", remarcó Maiónica, volviendo a repetir algo que ya había afirmado ayer. Pero en parte de las grabaciones que ayer se escucharon en la sala 12 de la Corte Federal de Miami apareció la voz de Guillermo Ledesma, el ex camarista que fue invitado por el abogado venezolano para asesorar a Antonini Wilson. Aunque según lo reproducido por la fiscalía norteamericana, Ledesma quedó en offside. El año pasado, el argentino aseguró que participó de esa reunión, pero negó que en esa charla se haya hablado de Cristina Kirchner. Ayer, se demostró que Ledesma sabía del supuesto acuerdo entre los dos gobiernos para lograr el silencio de Antonini.
“La idea era conseguir un abogado en Argentina para poder iniciar el juicio y en consecuencia hacer todo como estaba previsto por los dos gobiernos”, le explicó Maiónica a Mulvihill, sobre el papel que cumpliría Ledesma. “Si todo estaba arreglado ¿Por qué era necesario un abogado?”, se le repreguntó. “Es que cómo se explicaría que se cerró el caso sin que Antonini se hubiera defendido. Habría sido otro escándalo”, sentenció Maiónica.
(*) Redactor del diario Perfil