Aunque gane las elecciones de 2017, Cambiemos no va a conseguir la mayoría en el Congreso. Podrá mejorar en Diputados, pero seguirá en franca minoría en el Senado (ver aparte). De esta manera, el impacto del resultado tendrá un mayor correlato en los posicionamientos políticos que en la relación de fuerzas parlamentarias.
El escenario más alentador para el oficialismo es que consiga incrementar considerablemente su bloque de diputados. El interbloque Cambiemos tiene hoy 87 miembros, de los cuales renuevan 42. El año pasado, con el resultado de las elecciones de octubre, consiguió unos pocos más (46). Esto significa que con un buen desempeño electoral, sobre todo en territorio bonaerense, el oficialismo podría incrementar su cantidad de diputados, pero no de una manera considerable.
Para tener mayoría propia en la Cámara baja es necesario contar con 129 diputados propios, algo que el Gobierno está lejos de conseguir.
Para tener mayoría propia en la Cámara baja es necesario contar con 129 diputados propios, algo que el Gobierno está lejos de conseguir.
En 2017 se renovarán las bancas obtenidas en las elecciones de 2013. En la provincia de Buenos Aires es donde Cambiemos tiene más para ganar, porque en esa votación arrasó Sergio Massa (con el 44% se quedó con 16 bancas). En esa lista, el PRO iba como aliado y consiguió meter tres diputados. Los radicales, en tanto, fueron con el Frente Progresista con Margarita Stolbizer (12%, cuatro bancas) y consiguieron dos diputados. Hoy aparecen todos cruzados en el laberinto electoral, pero lo que está claro es que las fuerzas que componen Cambiemos renuevan cinco diputados de la Provincia, y aspiran a ganar entre 10 y 15.
El problema, en ese esquema, lo tendrá Massa, que corre el riesgo de ver mermado el tamaño de su bloque, fundamental a la hora de aportar los votos necesarios para que el Gobierno consiga aprobar sus proyectos.
Así, la elección no sólo es clave para el Gobierno por su peso político, sino también para las diferentes vertientes del peronismo que después del recambio parlamentario tendrán una nueva relación de fuerzas.
Esa configuración que se diseñará será clave en el esquema de gobernabilidad que tendrá Macri en la segunda mitad de su mandato. Lo que está claro es que seguirá dependiendo de los acuerdos que vaya tejiendo con el peronismo. Sobre todo con los gobernadores, que seguirán manejando el Senado.
Un Senado siempre adverso
Así como en Diputados puede tener un leve crecimiento de su bloque, el oficialismo ya sabe que la adversidad numérica que enfrenta en el Senado será irreversible sea cual sea el resultado de las elecciones del año próximo.
La Cámara alta se renueva por tercios, por lo que son sólo ocho provincias las que elegirán senadores (Buenos Aires, Santa Cruz, San Juan, San Luis, La Rioja, Jujuy, Misiones y Formosa).
En el mejor de los escenarios, Cambiemos podrá sumar cinco senadores a su interbloque. Hoy son apenas quince, por lo que como mucho pueden aspirar a superar la veintena.
En el Senado, el número mágico para tener quórum propio es 37. Ese número hoy sólo lo tiene el PJ, con el que el Gobierno se ve obligado a negociar ante cada proyecto.