El kirchnerismo bajó el tono de confrontación inicial que tenía contra el papa Francisco. Sin embargo, en 2011 tendía todo tipo de teorías conspirativas a raíz de las denuncias por los prostíbulos que funcionaban en propiedades del juez de la Corte Suprema, Eugenio Zaffaroni. Es que las acusaciones fueron realizadas por la ONG, La Alameda, cercana, al entonces cardenal Jorge Bergoglio.
"La denuncia la hizo una agrupación, La Alameda, que ha realizado muchas denuncias serias sobre trabajo esclavo, pero que en los últimos dos o tres años se ha mostrado muy cercana al cardenal Jorge Bergoglio. La denuncia después fue tomada por dirigentes políticos de la oposición, algunos también próximos a la cúpula eclesiástica", señalaba una nota de Página/12 del 6 de agosto de 2011.
"Cuando Néstor Kirchner propuso a Zaffaroni para integrar la Corte, fue público el malestar del cardenal Bergoglio (...) Para ese sector de la Iglesia, los miembros de la Corte deberían respetar un orden feudal similar al de la propia Iglesia (...) La proximidad de La Alameda con el cardenal Jorge Bergoglio y su participación en esta campaña en un período electoral podría explicarse desde ese convencimiento", agregaba el artículo.
Dos días después, continuaron las acusaciones contra el flamante pontífice: "Jorge Bergoglio es el hombre que respalda a La Alameda (...) El cardenal primado de la Argentina le dio la bendición a la entidad en 2008, el año del conflicto sojero. No fue casual: el jefe máximo de la Iglesia argentina buscaba sumar patas territoriales a la construcción de su poder político".
Por su parte, el diario Miradas al Sur, hizo lo propio: "El caso del juez de la Corte Suprema Raúl Zaffaroni –sobre denuncias periodísticas de que en departamentos suyos se ejercería el trabajo sexual– constituye una muestra palmaria de semejante dialéctica. Una dialéctica de la que –al menos, en esta ocasión– no sería ajeno un alto dignatario de la Iglesia (por Bergoglio)"
"La Alameda también supo fustigar a otro dilecto enemigo de Bergoglio: el periodista Horacio Verbitsky. La razón: en un congreso del Cels no fue chequeda la trayectoria del representante de la comunidad boliviana, Alfredo Ayala, un sujeto muy cuestionado por La Alameda. Ahora –ya se sabe– es el turno de Zaffaroni", explicó el medio.