POLITICA
falta de recambio

Caciques que no logran generar cuadros renovadores, un clásico del sindicalismo

En algunos gremios hubo en los últimos tiempos, tibios intentos de lograr una alternancia en la conducción. Sin embargo, los referentes sindicales, con décadas al frente de sus organizaciones, siguen conservando el poder. Los casos emblemáticos de Andrés Rodríguez, en UPCN; Carlos Acuña, Estacioneros; y Hugo Moyano, Camioneros. El informe de la OIT que alertaba sobre el “cuasimonopolio sindical” en la Argentina.

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Ejemplos. Acuña, Rodríguez y Moyano, casos que justifican seguir “por el voto de afiliados”. | cedoc

Una regla atraviesa el ecosistema sindical, casi sin excepciones: una conducción férrea y vertical del líder que prácticamente no brinda volumen a segundas líneas dentro de su espacio. Un modo de construcción de poder que permite que los secretarios generales permanezcan en el poder durante décadas.

Uno de los casos emblemáticos es el de Andrés Rodríguez, máximo exponente de UPCN. Si bien a su lado señalan que hay dirigentes que tienen relevancia y que la militancia juvenil creció en los últimos tiempos, recalcan que el dirigente, que además ocupa una silla en la CGT, “es UPCN”.

Para llegar al rol que lo mantiene vigente, Rodríguez, antropólogo social, comenzó a trabajar en el Estado en 1973, con 22 años, y supo forjar un camino de militancia gremial en la década de los 80, en sintonía con otros dirigentes de su generación, como José Luis Lingeri y Gerardo Martínez.

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La cima la alcanzó en 1990, año en el que ganó la conducción nacional del sindicato y a partir de allí supo adaptarse a los distintos cambios de época, ganando comicios tras comicios, con un apoyo casi total de los afiliados. Por eso, en cada oportunidad que puede, el dirigente deja en claro que su poder como secretario general se basa “en la expresión de la gente”.

Otro de los dirigentes que se mantiene en la conversación es Carlos Acuña, el secretario general del Sindicato de Trabajadores de Estaciones de Servicios (Soesgype), un hombre que construyó su carrera bajo el ala de Luis Barrionuevo y la CGT Azul y Blanca, que tomó el mando de su sindicato en 2005. Al igual que en el caso de Rodríguez, no posee una figura alternativa y se constituyó como la pieza del barrionuevismo en la CGT desde 2016.

Para Acuña, el hecho de no contar con un heredero y no tener mujeres no representa un problema. Incluso cree que, como sostuvo públicamente, “hay poca vocación de las mujeres para liderar sindicatos” aunque se comprometió a “fomentar la participación”.

La lista también muestra a Hugo Moyano, quien trazó su trayectoria desde muy joven en el Sindicato de Choferes de Camiones, en la seccional Mar del Plata, con tan solo 18 años. Tuvo un salto en 1987, cuando tomó el mando del sindicato, siendo reelecto en 1991, 1995, 1999 y 2003. Con un paso por la conducción de la CGT. Hoy, con su hijo Pablo, actual triunviro de la central Azopardo, sigue siendo un referente ineludible del gremio y cree que la permanencia en el poder se basa pura y exclusivamente en el afiliado que lo elige.

Uno de los integrantes de Camioneros así lo planteó ante PERFIL: “A cualquier laburante le gustaría tener las condiciones y las paritarias que tienen los trabajadores de Camioneros. Por eso son reelectos continuamente”.

Cabe resaltar que las largas estadías de los líderes gremiales despertaron la inquietud en la OIT, que en 2015 explicó a través de un informe que la legislación argentina “desestimula conformación de nuevas organizaciones” y determinó que en el país “existe un sistema de cuasimonopolio sindical”.

 

Las excepciones a la regla

Hay sindicatos que escapan a la regla y alientan la participación de cuadros alternativos o permiten que surjan nuevas figuras. Uno es la Unión de Empleados Judiciales de la Nación, de Julio Piumato, que cuenta con una mujer como secretaria adjunta: Maia Volcovinsky, de 41 años, con una carrera militante que arrancó como meritoria desde 2001.

“Nuestro gremio tiene un alto componente de mujeres, por la cantidad de trabajadoras que tiene la actividad, y siempre hubo espacio para las compañeras”, aseguró la dirigente en conversación con PERFIL.

En la UOM de Quilmes se produjo un quiebre al calor de las bases: apareció Adrián Pérez para vencer al histórico dirigente de la filial, Francisco “Barba” Gutiérrez, con 38 años en el cargo, e impulsar un recambio generacional en uno de los sindicatos más relevantes. Antonio Caló también dejó el poder tras décadas de permanencia para ser reemplazado por Abel Furlán en la conducción nacional.

Para Pérez, la clave estuvo en el afiliado: “Estaba reclamando un cambio de aire, una manera diferente de llevar la voz de los trabajadores de acá en adelante”.