Entrada de pasta y verduras, un pollo con papas, vino Terrazas Malbec, gaseosas, agua y un helado de postre: en total, siete mil pesos por cabeza. Eso costó el cubierto en la segunda cena de recaudación organizada por Cambiemos el jueves pasado. Esta vez, después del debut de este formato en San Juan, el evento se realizó en Posadas, Misiones. Con la visita relámpago del jefe de Gabinete Marcos Peña (los funcionarios nacionales irán rotativamente a cada cena), más la presencia de los candidatos misioneros a senadores y diputados, la alianza entre macristas y radicales consiguió llenar el salón La Aventura, ubicado a orillas del río Paraná.
Unas 500 personas, entre empresarios, postulantes, curiosos, amigos y hasta algunos dirigentes peronistas, pagaron la tarjeta de siete mil pesos. Lo hicieron a cambio del correspondiente recibo, según aseguraron los organizadores, en un intento por descartar cualquier tipo de desprolijidad. Así, la versión misionera de Cambiemos embolsó alrededor de 3,5 millones de pesos, menos los costos del catering y el alquiler del salón. Una cifra que -estimó uno de los encargados de la campaña local - alcanzará para cubrir gran parte de los gastos proselitistas.
Desde Casa Rosada, el macrismo promueve este fundraising para todas las provincias: exporta el know-how y presta ministros (uno por vez) para sumarle cierto atractivo a la cena. Además de dar un discurso y arenga, el funcionario ataja preguntas al momento del postre. El jueves pasado, entre definiciones optimistas sobre el rumbo nacional, Peña se vio obligado a prometer soluciones para la crisis yerbatera y del té. Lo acompañaban los candidatos a senadores Humberto Schiavoni (presidente del PRO) y la radical Cintia Cardozo, y a diputados Luis Pastori (UCR) y la macrista Gabriela Szyszko. A la cita sanjuanina, hecha hace más de una semana, fue el ministro del Interior, Rogelio Frigerio. Y el martes próximo, en Chaco, será el turno del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne.
Por esta vía, el macrismo apunta a una suerte de autoabastecimiento distrital, que a su vez evite los tradicionales claroscuros previos a cada elección: por ejemplo, los aportes en negro o los de los contratistas del Estado. Entre diferentes denuncias contra Cambiemos, a raíz del uso de esa metodología en la campaña presidencial de 2015, la vicepresidenta Gabriela Michetti quedó enredada en una causa hasta abril pasado.
Frente a esos riesgos, Elisa Carrió fue una de las dirigentes que optó por desechar el recurso de las cenas. En Capital, donde Lilita encabeza la boleta de diputados, el oficialismo buscará un método alternativo: conseguir muchos aportes de poca plata. En la provincia de Buenos Aires, el otro distrito con autonomía para definir su estrategia de financiamiento, las cenas se limitarán al ámbito de las intendencias.
“Haremos una campaña austera y no nos abusaremos de nuestra posición en el Estado”, promete el apoderado del PRO y asesor presidencial, José Torello, a su vez encargado de la estrategia global de recaudación. Con la honestidad como bandera central del oficialismo, sobre todo a la hora de contrastar con el peronismo, Cambiemos tiene dos objetivos: ahuyentar sospechas y resguardar la figura de Mauricio Macri.