Sábado 30 de mayo, aeropuerto de Bahía Blanca. Dos aviones acaban de aterrizar en la pista. Del primero bajan Elisa Carrió, los candidatos de la Coalición Cívica y Ricardo Alfonsín, el hijo del ex presidente. En el segundo está Gabriela Michetti junto a Francisco de Narváez, el postulante PRO-peronista en territorio bonaerense. Los dos equipos están en campaña y coinciden en tiempo y lugar. Pero las capitanas, Lilita y Gaby, ahora se desprecian. Primero ingresan a la sala de arribos Carrió y los suyos. Cinco minutos más tarde, Michetti y De Narváez. Están a pocos pasos de distancia, pero nadie dice nada. Las ex amigas ni siquiera se miran, y el resto no se anima a contradecirlas en ese ninguneo infantil.
Carrió y sus laderos apuran la salida para zafar de la incómoda situación. El único que queda rezagado en el escape es Ricardo Alfonsín, que saluda con timidez campechana a los rivales: “Hola, ¿cómo andan?”. Michetti apenas sonríe. Esa noche, en su fiesta de cumpleaños, rodeada de amigos y partidarios, repasará la escena con asombro: “¡Lilita estaba ahí y ni se dignó a darme la mano!”. Nadie le preguntará lo obvio: por qué no tomó ella la iniciativa.
La relación entre las dos mujeres con mejor imagen de la política hoy está rota. No sólo compiten por el mismo electorado porteño y el mismo objetivo –una banca en la Cámara de Diputados y la supremacía del espacio que representa cada una frente a las presidenciales del 2011–, sino que además pasaron del idilio a la agresión cada vez más explícita. Lejos de las tardes de té con masitas, los regalos mutuos y los ideales políticos que decían compartir, hoy se acusan y se detestan. Lilita por primera vez revela las confesiones que le hizo Gaby sobre los supuestos negocios irregulares de su jefe Mauricio Macri, y también sobre las peleas internas del PRO. Michetti contraataca denunciando “la cara kirchnerista” de Carrió y señala que su adversaria, como el matrimonio gobernante, hace política con la agresión.
Las dos están furiosas y dolidas. Creen que la guerra ya no tiene retorno.
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