POLITICA

Carta abierta al próximo presidente

El periodista leyó en su programa La Cornisa una misiva dirigida al próximo mandatario que asuma el 10 de diciembre.

Luis Majul
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Falta menos de una semana para las elecciones que van a definir el futuro de la Argentina de la próxima década. Todavía no se sabe si habrá o no segunda vuelta pero ya nadie duda que el kirchnerismo más rancio, el más radical, el más agresivo y el más intolerante, se está por despedir.
Es, por lo tanto, una imperdible oportunidad para hablarle al sucesor de Cristina Fernández. Y también para pedirle que se comprometa a modificar algunas cuestiones básicas sobre el ejercicio del poder presidencial que los argentinos no tenemos por qué seguir soportando.

Aquí va una rápida lista de “nuncamases”, antes de que la tentación de manipular sin límites el gran tablero del poder haga imposible reclamarle al futuro jefe de Estado hasta lo más mínimo.
Van:
·     Nunca más cadenas nacionales, a menos que sean por cuestiones urgentes o excepciones.
Dejar de usarlas como acto de campaña. Y menos para insultar o agraviar a adversarios o ciudadanos de a pie, como el abuelo que le regalaba dólares a su nieto.
·     Nunca más ocultar las cifras de la pobreza por debajo de la alfombra, como hizo el general Antonio Domingo Bussi en Tucumán con los pobres y las villas de emergencia. Se trata de una decisión tan brutal como nociva, porque es imposible modificar algo cuya existencia se niega.
 ·     Nunca más manipular las estadísticas oficiales de pobreza, de inflación, de la deuda externa e interna. Eso, además de mentir a la sociedad, es faltar al respeto a la inteligencia de todos.
·     Nunca más proteger a jueces como Norberto Oyarbide para garantizar impunidad o evitar que el mismo Presidente sea investigado por enriquecimiento ilícito.
·     Nunca más ofrecer impunidad a vicepresidentes de la Nación como Amado Boudou, cuya situación procesal debería ser más grave aún de la que es.
·     Nunca más utilizar la publicidad oficial como método de censura indirecta para castigar a medios y periodistas críticos y premiar a medios y periodistas amigos.
·     Nunca más usar el Estado para enriquecer a empresarios amigos y castigar a los hombres de negocios que no comulgan con la política económica.
·     Nunca más la creación y emisión de programas de vergüenza, como 6,7 8, y menos financiados con dinero público.
·     Nunca más un canal público que en vez de transmitir un debate histórico elija programar el clásico de fútbol de fin de semana.
·     Nunca más el Fútbol para Todos usado como herramienta de propaganda política disfrazado de acción democrática y popular.
·     Nunca más a la televisación de los clásicos los domingos a las 21:30 como herramienta para perjudicar, de manera indirecta, a programas periodísticos como La Cornisa y PPT, y fortalecer, de manera artificial, a programas de propaganda como 6,7, 8.
·     Nunca más la excusa de la emergencia económica para disponer y malversar miles de millones de pesos de manera discrecional y por fuera del Presupuesto.
·     Nunca más presionar a la Corte Suprema para defender los intereses del gobierno de turno.
·     Nunca más al uso de planes sociales por parte de punteros políticos para hacer proselitismo en base a la necesidad y la desesperación de los pobres.
·     Nunca más al narcotráfico y su uso vergonzante y escandaloso para financiar la política.
·     Nunca más  financiamiento de la política con dinero negro, porque eso multiplica los negocios ilegales, la corrupción y el delito dentro y fuera del Estado.
·     Nunca más a la negativa del presidente a dar conferencias de prensa, entrevistas y participación en los debates.
·     Nunca más al autoritarismo, la prepotencia y la persecución desde el Estado.
Ojalá que el próximo presidente, además de comprometerse en público, sea capaz de evitar la tentación de manipular el enorme tablero de poder sin límites que heredará Cristina Fernández de Kirchner.  
Tiene a disposición un enorme arsenal de armas te todo tipo y calibre para hacer prácticamente lo que se le antoja.
La verdadera revolución es resistir la tentación de entrar y empezar a utilizarlas.