El avión que el ex secretario de Transporte Ricardo Jaime usaba como propio parece haberse convertido en un caja de sorpresas. Mientras el proceso judicial permanece estancado tras la búsqueda de las conexiones que aseguren la relación entre el ex funcionario y la aeronave, PERFIL accedió a nuevos documentos que muestran más vinculaciones entre empresarios aeronáuticos, el Gobierno y ahora, también, facturas truchas. Uno de los encargados de probar el avión que terminaría con la gestión de Ricardo Jaime fue Luis Grande, piloto, empresario y socio de Sergio Mastropietro, la cara visible de Sol Group, una de las usinas de facturas truchas investigadas por el Caso Skanska.
El 27 de octubre de 2008, Luis Grande, propietario de la empresa de taxis aéreos Baires Fly, realizó el vuelo de prueba del avión. Luego de ese vuelo, Grande firmó el “Certificado Técnico de Aceptación”, donde aseguró que el Lear Jet matrícula N786YA “no presentaba novedades” y que “podía ser comprado por Pegasus Equitiy Investments”, la empresa de Manuel Vázquez, lobbista y asesor de Jaime. Vázquez además está involucrado en la compra de un yate de 1,4 millones de dólares, también atribuido a Jaime.
De la comercialización de Baires Fly, la empresa de Grande, se encarga Mastropietro, su mano derecha y socio. Mastropietro es el vínculo con Adrian López, el arrepentido del caso donde se investiga a la empresa sueca por el pago de coimas a funcionarios públicos del Ministerio de Planificación. Mastropietro, López y Grande se conocen: juntos pasaron por el Liceo General San Martín. Según declaraciones de López a la revista Noticias, Mastropietro le facturaba al Gobierno porteño, en la gestión de Jorge Telerman, y a Ideas del Sur.
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