POLITICA
Revisionismo K

CFK reincorpora suboficiales echados por apoyar a Perón en 1972

Junto a la ministra de Defensa, Nilda Garré, encabezará la ceromonia de regreso de ocho ex cabos a las Fuerzas Armadas que se relevaron en la ESMA.

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La presidente Cristina Fernández de Kirchner saldará "una vieja deuda del peronismo" con ocho ex militares que se sublevaron en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) el día del retorno de Juan Domingo Perón a la Argentina, después de 17 años de exilio en España. Junto a la ministra de Defensa, Nilda Garré, la mandataria dejará sin efecto la baja de esos suboficiales que pelearon por le vuelta del caudillo y fueron echados de las Fuerzas Armadas.

 

A diferencia de los soldados conscriptos que hace 35 años defendieron el Regimiento de Infantería de Monte 29 de Formosa del ataque de un grupo guerrillero que mueren en la pobreza y son invisibles para el Gobierno y los organismos de Derechos Humanos, tal como cuenta el periodista Ceferino Reato en su libro Operación Primicia (Ed. Sudamericana), las bajas de los ocho ex cabos quedarán sin efecto y serán promovidos al grado de cabo principal en situación de retiro, con el haber que les corresponde.

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Los protagonistas de esta reparación histórica son Edgardo Lioi, José Aredes, Eduardo Berruet, Rubén Moschini, Mario Romano, Julio César Albornoz. Fidel Rodríguez y Sergio Polidori, quienes el día del regreso de Perón protagonizaron una rebelión sin éxito en la ESMA.

 

La rebelión fue encabezada por Julio César Urien, quien en una entrevista a Página/12 contó el porqué del levantamiento: “Nos negábamos a actuar como fuerzas represivas”, explicó el ex marino, que estuvo preso durante toda la última dictadura. Otro de los jefes que fogorearon la revuelta fue el guardamarina Mario Galli, quien luego estuvo preso en la ESMA y desapareció durante la dictadura junto a su mujer.

 

Según cuentan los periodistas Marcelo Larraquy y Roberto Caballero en su libro Galimberti (Ed. Aguilar), la mañana del retorno, las tropas policias y militares arrojaron gases lacrimógenos para impedir que la multitud se acercara. Eran 35.000 efectivos. Y fue allí donde los ocho ex cabos intervinieron. “ Un grupo de oficiales y suboficiales de la ESMA intentó una sublevación en apoyo del General, pero el Servicio de Inteligencia Naval (SIN) desbarató el plan y detuvo a los marinos peronistas”, afirman los autores.