La Ciudad de Buenos Aires dejó de tener Boletín Oficial (BO) impreso. Desde agosto, la publicidad de las normas pueden chequearse sólo por internet, y en caso de necesitar una copia, su impresión particular tiene valor jurídico, sin necesidad de ser certificada.
De esta manera, en vez de gastar unos 75.000 pesos diarios sólo en la impresión de unos pocos 3.000 ejemplares (incompletos, además, porque sólo se imprimían unas 100 páginas cada vez), el Gobierno de la Ciudad gasta ahora unos 2.500 en la impresión de sólo 40 ejemplares (de 250 páginas) para distribuir en los organismos oficiales. El resto puede ser chequeado e impreso por quien lo necesite, sin gasto alguno y con el valor jurídico necesario para cualquier trámite en un juzgado.
“El beneficio es enorme en cuanto a lo operativo, pero el objetivo primordial es la transparencia en la transmisión de la información oficial. Ahora es más eficaz, más rápido y más fácil el acceso a la información pública”, destaca Raúl Abalos Gorostiaga, director General de Legal y Técnica.
El responsable de este cambio, por caso, fue el secretario del área, Pablo Clusellas, que analizó los casos llevados a cabo en dos ciudades de España, antes de aplicar el sistema en la Argentina. “Fue el inventor de este proyecto, que se puso en práctica el 12 de agosto pasado, por imperio de la Ley 2739, que fue reglamentada por el Decreto Nº 964/2008”, señala Abalos Gorostiaga, en diálogo con Perfil.com.
Anteriormente, se imprimían sólo 3.000 ejemplares del BO, de tan sólo 100 páginas cada copia, cuya distribución se realizaba a través de correo, por lo que el costo era aún mayor y requería un plazo más largo de tiempo para llegar a su destinatario, según explica Abalos Gorostiaga. Pero además, su versión en la web no tenía valor jurídico, con lo cual su impresión no era válida para trámites en juzgados, sino que requerían de su certificación previa.
“La edición en papel limitaba la cantidad de información que podía ser publicada, además del número de personas destinatarias; mientras que en la actualidad los Boletines publican mayor información y los anexos de las normas que anteriormente debían ser consultados en las reparticiones oficiales, todo ello con valor legal”, agrega el funcionario.
La medida es revolucionaria por varios motivos. Antes, para obtener una copia del Boletín, se debía realizar un pedido específico y, además, debía ser abonado. Hoy, y a diferencia de lo que sucede con el BO Nacional, el sistema es de libre acceso y gratuito. “Otra ventaja que ofrece la digitalización del Boletín es la posibilidad que tiene el ciudadano de suscribirse a la publicación mediante el programa RSS”, agrega Abalos Gorostiaga, y cuenta que el sitio también dispone de un archivo de las publicaciones anteriores, además de links relacionados. “La idea es ampliar los servicios, como información sobre las distintas normativas, preguntas frecuentes sobre las normas, pliegos, etcétera”, señala el funcionario.
Según Abalos Gorostiaga, al ahorro directo en dinero que implica el cese de impresión del BO, “se le suma el ahorro indirecto, por que internamente es obligación que toda la información a publicar sea remitida vía mail”. Y explica que “de esta forma, se eliminarán paulatinamente las notas de solicitud de publicación junto con el soporte digital y dos copias certificadas de la norma a publicar que llegaban diariamente al Boletín”.