Si la jueza Arroyo Salgado desiste de enviar los ADN obtenidos a ser cotejados con el banco de los 1.200 familiares de desaparecidos tiene dos opciones. Tanto una como otra podrían demorar la causa.
La primera sería comparar la sangre con unas pantuflas que pertenecerían a Felipe y vestimenta que sería de Marcela que fueron allanados por orden del juez Conrado Bergessio al día siguiente de la extracción de sangre.
Ahora, esos objetos íntimos se tomaron de un domicilio en el que Felipe no vivía. Incluso, habría habido tiempo para contaminar las muestras, según dijeron fuentes a este portal. Igualmente, de la ropa no puede extraerse un "perfil único, completo y reproducible" de ADN, que es lo que exije la ley.
"Si estas pruebas dudosas se comparasen con la sangre peritada, se podrían desaprovechar las únicas muestras de ADN que se obtuvieron desde 2001 en este proceso judicial", advirtió la fiscal.
La segunda alternativa sería ordenar una nueva extracción compulsiva de sangre. Tras el fracaso del polémico allanamiento policial de mayo, la jueza se volvería exponer. Pero sobre todo, abriría la posibilidad a un reclamo de la defensa ante la Corte Suprema y a que la causa se frenara indefinidamente.
En el Juzgado Federal Nº1 de San Isidro declinaron ayer de brindar información a este medio.