Fue una semana complicada para Cristóbal López. Elisa Carrió lo sindicó como el testaferro del ex presidente Néstor Kirchner, y lo acusó de ser el financista de campañas políticas. Esto hizo caer los acuerdos que preparaban Mauricio Macri y Daniel Scioli con el empresario chubutense.
A Cristóbal se lo nota molesto. Por eso mientras Macri anunciaba que archivaba el convenio con Lotería Nacional, López tomaba un avión con destino a Comodoro Rivadavia, su ciudad natal, en busca de un poco de paz.
Este hombre delgado, de pelo entrecano, de altura media y mirada frontal, se refugió en la tranquilidad de su moderna casona, ubicada justo frente al mar, en la pequeña, pero hermosa localidad de Rada Tilly, a 14 kilómetros de Comodoro. “¿Qué soy yo, el palo blanco de Kirchner? Esta señora me pega a mí porque le quiere pegar a Kirchner, pero no tiene idea de quién soy, y los medios tampoco”, se indignó tras oír las críticas que Carrió le propinó.
Dulce hogar. Comodoro y Rada Tilly están enclavadas en un paisaje de sierras y mar. El hogar de Cristóbal está sobre la avenida Armada Argentina, una calle de ripio que le da un toque de naturaleza al exclusivo pueblo costero. La propiedad de Cristóbal tiene un diseño moderno y algunos aseguran que es la única casa inteligente de la zona. Posee grandes ventanales. También cuenta con tres cocheras. Sobre el cordón de la vereda suelen estacionarse varias camionetas Toyota, marca de la que Cristóbal es el mayor concesionario en la provincia.
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