POLITICA
convencion en duda

Con diferencias internas, la UCR exige otro rumbo y más espacios

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| Cedoc

En las últimas semanas es cada vez más difícil encontrar radicales que defiendan enfáticamente al gobierno nacional. Es que la bronca acumulada en el centenario partido contra el rumbo y el esquema concentrado de decisiones del presidente Mauricio Macri regaron de especulaciones el futuro de la UCR dentro de Cambiemos.
En las filas partidarias sostienen que la visión mayoritaria, además de la bronca acumulada con el Gobierno, pasa por tensar la cuerda “hasta el final” para ganar espacios de poder. “Hay muchas situaciones de caldo de cultivo. Vamos a jugar al máximo para un esquema de coalición distinto”, confía a PERFIL uno de los dirigentes que trabaja para articular una estrategia común.
Acaso por ello, esta semana Enrique “Coti” Nosiglia ensayó un intento para recomponer el vínculo en una visita fugaz por la Casa Rosada bajo la idea de que el Presidente debe ampliar su base de sustentación y ungir un candidato a vicepresidente radical.
La situación no es nada sencilla. Un sector del partido empezó a ensayar un acuerdo para apoyar a Roberto Lavagna como candidato a presidente mientras otro grupo sigue sumando bronca por las decisiones en tres años de gestión –en su gran mayoría inconsultas– respecto al alza de tarifas y el manejo de la economía.
Quien lo expresó con mayor claridad fue Federico Storani, quien afirmó que “no sería una locura que la UCR rompa con Cambiemos para apoyar a Lavagna”. Es más, también volvió a pedir una PASO presidencial –algo que había descartado el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales– y afirmó: “No creo que Macri sea el mejor candidato, por eso estoy pidiendo que nos abran las PASO”. Para finalizar lanzó otra bomba política: expresó que no podía “asegurar” que Cambiemos “llegue a fin de año”.
Con todo, la mira está puesta en la Convención Nacional Radical, el máximo órgano partidario, que podría incluso no reunirse este año por los escasos tiempos –hay que convocarla 30 días antes– y, por el rechazo al PRO podría llevar a perder una votación para ratificar la alianza Cambiemos.
“Llegar a una Convención sin que esté ordenada, con el nivel de quilombo y enojo que hay, va a haber decenas de radicales puteando al macrismo en vivo y en directo por todos los canales de TV”, le expresa a este diario un diputado que conoce las entrañas del partido.
Hoy la situación es completamente distinta a la de comienzos de 2015 en Gualeguaychú, cuando Ernesto Sanz consiguió que la UCR se sume a Cambiemos. En 2017, en La Plata y con la presencia de María Eugenia Vidal, ese camino fue ratificado.
“Lo que puede pasar es que cada provincia en el marco nacional pueda tomar sus propias decisiones en sus convenciones provinciales. Más aún si no hay garantías de que el PRO replantee la coalición, va a haber libertad de acción de hecho”, agrega la misma fuente.
Quien debería convocarla es el titular de la UCR, Alfredo Cornejo, uno de los más enojados con la Casa Rosada. Entre sus interlocutores Cornejo sostiene que, a nivel nacional, la crisis económica es producto de mala gestión del Gobierno, que no es consultado para decisiones clave y que la UCR no tiene espacios de poder. A nivel local, también esgrime motivos: el macrismo decidió dejar correr a Omar de Marchi como precandidato a gobernador a pesar de que Cornejo había elegido a Rodolfo “Rodi” Suárez para su sucesión.
El otro mendocino, artífice de Cambiemos, Ernesto Sanz, también está desencantado con Macri y con el jefe de Gabinete, Marcos Peña, tanto a nivel político como personal.
El caso Córdoba fue un testigo de los desacuerdos entre la UCR y el PRO. Sin embargo, en el macrismo afirman que el radicalismo “exagera” y que el 80% de los candidatos en las provincias serán del centenario partido.
A medio camino, entre los enojados y los aliados como Mario Negri, está Morales, quien si bien asegura que trabajará para la candidatura presidencial de Macri e intentó desarmar el pedido de PASO, no tuvo problema en desdoblar la elección jujeña y trabaja en una lista provincial que incluya al PJ, desde Lavagna a Sergio Massa.
En Santa Cruz, el candidato a gobernador con buenas chances de ganar, Eduardo Costa, tampoco quiere saber nada con sumar macristas o que el Presidente lo apoye. Por su lado, en La Pampa también hay bronca por la situación del senador Juan Carlos Marino –acusado de abuso sexual–, a quien consideran que “no se lo bancó”, y la candidatura de Daniel Kronemberg –quien le ganó la interna a Carlos Mac Allister– poco tiene que ver con la Casa Rosada.
Martín Lousteau y Ricardo Alfonsín son otras dos voces disidentes. También, los intendentes del Interior bonaerense quienes incluso le reclamaron a Macri en el quincho de Olivos, delante de setenta pares y Vidal, por la situación de las pymes y de las tarifas.