Cristina Kirchner trabajará para instalarse como la única candidata con capacidad para derrotar en las urnas al Gobierno en las elecciones legislativas de octubre. En otras palabras, la ambición de la ex presidenta será atrapar a la mayor cantidad posible de simpatizantes de otros espacios peronistas, como el de Sergio Massa y Florencio Randazzo, con el famoso “voto útil”.
La polarización fue buscada desde un principio por el oficialismo, con la idea de que la postulación de la ex presidenta le facilita a los candidatos de Cambiemos hablar sobre el pasado y atemorizar al electorado con el eventual regreso del kirchnerismo al poder.
Y la estrategia de Unidad Ciudadana, el frente que ayer lanzó CFK en Mar del Plata, es ganarle la pulseada discursiva a la Casa Rosada, presionando para que se hable de la situación económica actual y de las consecuencias que sufre la población.
El acto en la ciudad bonaerense fue un adelanto de esa campaña. Al escenario del teatro Radio City, en el centro marplatense, subieron diferentes “afectados” por la política económica de Cambiemos. Desde empresarios medianos hasta trabajadores en relación de dependencia. Casi dos horas de testimonios de caída en ventas y dificultades para llegar a fin de mes, y poco discurso de Cristina Kirchner a sus seguidores.
Pero con un pedido concreto: “Voten en defensa propia”, dijo ella, que aspira a conseguir una banca en el Senado. Acompañada en primera fila por Jorge Taiana, que la secunda en la boleta, y por Fernanda Vallejos, que encabeza la nómina para Diputados, Cristina adoptó un tono más suave aún que el que había usado hace menos de un mes en Arsenal, donde ya había marcado un cambio rotundo en su estrategia de comunicación.
En la búsqueda de ese voto útil, la ex presidenta utilizó unos minutos sobre el final del acto y solicitó a sus candidatos “que salgan a las calles a abrir las orejas y a escuchar. Que no se anden reuniendo entre ellos. Quiero que le digan a la gente que hay esperanza. Tienen que decirle a la gente que la esperanza es su voto”. Diferente a otras épocas, donde intentaba imponer su discurso, la ex presidenta muestra ahora un perfil moderado, para conquistar a los “desilusionados” por el Gobierno.