En un fallo histórico, el 19 de abril de 2005, la Audiencia Nacional, principal instancia penal española, condenaba a Adofo Scilingo a 640 años de cárcel por delitos de lesa humanidad, detención ilegal y tortura durante los años de plomo, convirtiéndolo en el primer represor argentino condenado en presencia en el extranjero. Posteriormente El Tribunal Supremo español elevó de 640 a 1.084 años de cárcel. Sin embargo el responsable de haber arrojado a 30 personas al río en dos "vuelos de la muerte" de la Marina, se pasea tranquilo por las calles de Madrid.
Hoy, cuarenta años después, Scilingo con 71 años disfruta de la libertad que le permiten sus permisos penitenciarios escondido en un pequeño pueblo de la sierra madrileña.
La imagen del represor fue publicada por el sitio españo Voz Populi saliendo de su escondite en Soto Real cuando no está en Madrid.
Viste unos pantalones de pinzas color beige, camisa clara y zapatos oscuros. Lleva unas gafas de ver colgadas sobre el cuello. Compra algo y emprende rápidamente el camino de vuelta a casa. Son unos cien metros de distancia. No se detiene a hablar con nadie. Vive en una casa modesta en un edificio de color rojizo sobre un supermercado y otros negocios locales.
Primer ‘vuelo de la muerte’. En junio de 1977, junto a otros oficiales y un médico introdujo a 13 represaliados de la ESMA en un avión Skyban y los arrojó en alta mar por la popa del avión desnudos y narcotizados con pentotal. Tras drogarlos, el médico se trasladaba a la cabina para no ver cómo los arrojaban. Scilingo aseguró que mientras los lanzaba, él mismo estuvo a punto de caer al agua.
Segundo ‘vuelo de la muerte’. Agosto de 1977. Scilingo ayudó a arrojar al mar a otros 17 prisioneros desde un Lockhead Electra. El método empleado fue el mismo que en el vuelo anterior.
Detenciones ilegales. Scilingo participó como chófer en el secuestro de una persona a mediados de 1977. El tribunal lo consideró cómplice de los otros 255 que pudieron acreditarse en la ESMA.
En una entrevista que concedió en 1996 al periodista Horacio Verbistky explicó como era el modus operandi de "los vuelos de la muerte". Luego se desdijo y negó su participación.
En 2005 el Tribunal Supremo Español condenó a Adolfo Scilingo como autor responsable de un delito de lesa humanidad del artículo 607 bis del Código Penal vigente, con causación de treinta muertes, una detención ilegal y tortura, a 30 penas de 21 años de prisión y dos penas de cinco años. Scilingo tenía 58 años y ya llevaba cuatro años en prisión preventiva.
Hace tres años, el diario El País publicó que el juez de Vigilancia Penitenciaria, José Luis Castro, había rechazado la petición de Scilingo de acceder al tercer grado, lo que le permitiría salir a diario de prisión menos los fines de semana.
Mientras tanto, al estar clasificado en segundo grado penitenciario tiene derecho a solicitar un total de 36 días al año repartidos en tramos no superiores a los 7 días. Según las mismas fuentes, en los últimos años ha disfrutado de 26 salidas, gracias a los informes favorables sobre su conducta que elabora la Junta de Tratamiento de la cárcel.