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Conesa, el pueblo olvidado que será la "primera parada" del tren bala

Figura como la primera estación en el trayecto del megaproyecto de los Kirchner. Sus pobladores se debaten entre la esperanza y la desazón. Vea la galería de fotos y el fotolog de Eduardo Lerke.

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| Juan Obregn

En Conesa, el rumor se transformó en noticia a rápida velocidad. Ya todos están al tanto y hablan, para bien o para mal, de la llegada del tren bala a sus pagos. Técnicamente conocido como Tren de Alta Velocidad (TAVE), el megaproyecto del matrimonio presidencial prevé la existencia de una parada en este pequeño pueblo bonaerense ubicado a 30 kilómetros de San Nicolás.

Las discusiones sobre la necesidad o no de llevar adelante esta obra, que según informa el Gobierno costará 3.900 millones de dólares, también contagió a los 3 mil habitantes de Conesa que debaten por estos días si les traerá beneficios o perjuicios. Unos creen en los frutos del progreso; otros, sólo ven a un pueblo chico convertido en un infierno grande.

El martes último, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner firmó en Casa de Gobierno el contrato para la construcción del tren que unirá la Ciudad de Buenos Aires con las de Rosario y Córdoba. Allí, quedó establecido que una de las primeras estaciones del veloz ferrocarril será “Conesa/San Nicolás”. Considerando que se usará la traza del ex Belgrano, nadie duda del lugar en el que se construirá la terminal: a mil metros de la salida del pueblo, pasando el puente por el cual las antiguas vías cruzan la ruta 188.

Coneseros. Algunos de los habitantes de Conesa no dudan de que su pueblo tiene razones suficientes para ser sede de una estación del tren bala.

“Entre Pergamino y San Nicolás es uno de los pueblos con más vida”, describe Miguel Gorosito, un hombre que nació hace 57 años en un pueblo cercano pero que se hizo conesero por elección hace más de 30. Edgar Mac Loughlin asiente a su lado. Tiene 34 años, es oriundo de Conesa pero estuvo mucho tiempo afuera. Volvió hace 5 años, trabaja en la estación de servicio y defiende a su pueblo: “Acá hay un banco, una cooperativa, una estación de servicio, cosas que en otros pueblos cercanos no hay. Lo único que falta es un sanatorio”, aclara.

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