"Me hace muy mal el calor", le dijo a un ministro durante una reunión en la Quinta de Olivos. Cristina Fernández de Kirchner padece dos problemas de salud. El primero es la hipotensión, que le provocó más de diez recaídas en los últimos dos años. "La Presidenta sufrió un cuadro de lipotimia", fue la frase más utilizada en los partes de la Unidad Médica Presidencial desde que asumió, en 2007. Cuando le baja la presión, sufre de mareos y vértigo. Pero no se desmaya. Necesita de 48 horas a una semana para recuperarse.
El otro problema es que en enero le extirparon la tiroides por la presencia de un nódulo, que un mal diagnóstico arrojó como carcinoma, pero cuando los médicos descubrieron la verdad ya era tarde. Para reemplazar la ausencia de la glándula, debe tomar un medicamento que puede provocar más cansancio del habitual.
El lunes se supo que Cristina Kirchner cancelaba un viaje a Vietnam para no exponerse a un trayecto largo y a un clima que la deja en las puertas de un bajón de presión. El comunicado de la unidad médica no hablaba de recaídas, aunque no es la primera vez que sucede. El 15 de mayo del año pasado, suspendió una visita a Paraguay porque en ese país hacía 30 grados de calor y llovía, condiciones que la exponían a una lipotimia. La botella de agua mineral siempre está en la mesa cuando da un discurso. A veces se inclina por una conocida bebida hidratante, que tiene sales y minerales. El abanico es otra de las herramientas que utiliza para no pasar un mal momento. El verano es el peor enemigo de la Presidenta. Por eso, sobre el fin del año, eligió viajar a Río Gallegos y El Calafate mucho más seguido que años anteriores.
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