Atenta y con la mirada clavada en el arzobispo Agustín Radrizzani, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner escuchó una homilía en la que no faltaron elípticas críticas por la situación social del país. El prelado escogió fragmentos de distintos discursos del papa Francisco cuando aún era cardenal primado de Argentina.
Específicamente cuando dijo que “la Argentina de hoy tiene demasiados pobres y excluidos, los cuente quien los cuente. No se trata sólo de un problema económico o estadístico”, Radrizzani no hizo más que echar mano de las advertencias que había lanzado Bergoglio antes de saber que iba a convertirse en uno de los sucesores de Pedro frente al Vaticano. “Es primariamente un problema moral que nos afecta en nuestra dignidad más esencial”, continuó.
Cristina llegó a Luján abrigada con un tapado de paño negro y cuello de piel, y fue puntual pero tardó 15 minutos para entrar a la Basílica, donde se celebró el tedéum oficial por el 25 de Mayo. Primero se detuvo para saludar, abrazar y dejarse fotografiar por los militantes que desde temprano hacían guardia en la Plaza Belgrano. Entró con el vicepresidente Amado Boudou, y en la puerta de ingreso la esperaba el gobernador bonaerense Daniel Scioli.
“Quedó precioso, Agustín”, le dijo la Presidenta al arzobispo después de ver las obras de restauración que se realizaron en la Basílica. Luego descubrió una de las seis banderas argentinas que flamearon en Malvinas en 1966, en el marco del Operativo Cóndor, la misión en la que un grupo de jóvenes militantes desvió un avión de Aerolíneas Argentinas hacia las islas.
La Presidenta entregó como presente un pesebre que había sido obsequiado al Gobierno argentino por el papa emérito Benedicto XVI. Después comenzó la ceremonia, en la que Radri-zzani deslizó críticas y no olvidó agradecer a la Presidenta por los “aportes” para la refacción de la Basílica.
El prelado, a quien la mandataria pidió oficiar el tedéum, insistió en citar al actual papa para afirmar que “no se puede admitir que se consolide una sociedad dual”. El jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, y los ministros estuvieron entre los que escucharon la homilía. También participaron el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, el jefe de la bancada de diputados, Agustín Rossi; el secretario de Comercio, Guillermo Moreno; Gabriel Mariotto y el titular de la CGT oficial, Antonio Caló. “Más allá de los esfuerzos que se realizan, debemos reconocer que somos una sociedad injusta e insolidaria que ha permitido, o al menos consentido, que un pueblo otrora con altos índices de equidad sea hoy uno de los más desiguales”, señaló Radrizzani, siempre con palabras de Bergoglio.