Las críticas de Alberto Fernández le sirvieron a Juntos por el Cambio para poner en un segundo plano las internas que venían manteniendo. Ya desde principios de año, las diferentes posturas respecto a cómo pararse frente al Gobierno dejaron expuestas las tensiones entre los que tienen responsabilidad de gestión y los que no. La falta de un liderazgo claro, además, sumó incertidumbre y dio lugar a discusiones entre espacios. Pero el recrudecimiento de la tensión política, que había entrado en su propia cuarentena desde el inicio de la pandemia, permitió, aunque sea momentáneamente, aplacar los ánimos.
“Nosotros estamos mucho mejor, estamos más tranquilos y más ordenados”, relativizan ahora en el PRO. “Hay alguna tensión, pero no hay nada significativo, nada relevante”, minimizan desde el Gobierno porteño. Es que las tensiones principales en el macrismo son entre un sector referenciado en Horacio Rodríguez Larreta y otro liderado por Patricia Bullrich. La semana pasada se reunieron los dos cabecillas para unificar criterios. “Dividimos funciones”, explican. “Hoy convivimos bien y acordamos que nadie se tiene que ir de una autopista de acuerdo, pero cuando hay temas álgidos o en los que nos tocan no podemos no contestar”, resumen.
Desde hace unas semanas, el Presidente viene buscando tallar sobre esa grieta y repitiendo las diferencias entre “los opositores que gobiernan” y los que “manejan los trolls y las redes”. Este miércoles, en una entrevista con Radio Con Vos, intensificó sus críticas. En las últimas semanas, sectores de la oposición empezaron a plantear con más fuerza la necesidad de flexibilizar la cuarentena para que la crisis económica no se profundice. “Sepan que salir ya en los términos que ellos reclaman es llevar a la muerte a miles de argentinos”, dijo Fernández.
Bullrich fue una de las encargadas en salir a responder. Vía Twitter planteó: “Sea responsable y no asuste a la sociedad, Presidente. Salir de la cuarentena no es a todo o nada como hicieron con los presos. En vez de señalar a la oposición podríamos debatirlo en una mesa conjunta”.
En el larretismo, no obstante, no quieren saber nada con una eventual pelea con el Gobierno. “Horacio fue explícito desde el principio y nos dijo que acá no hay margen para nada, somos un solo equipo y hay que hacer el esfuerzo para coordinar”, cuenta un funcionario. Ahora, después de que el propio jefe de Gobierno tildara de “indignante” que salieran los presos, la orden en la sede de Uspallata es “bajarle el tono” al tema.
En el partido, en cambio, siguen convencidos con que no pueden recular. “A Larreta la otra semana con lo de las salidas lo cagaron”, dicen. Y agregan: “Hay que aceptar que ellos juegan y los nuestros no pueden comerse cualquiera”. “Hay algunos que se comen las operaciones: nosotros no estamos detrás de las cacerolas, ni un dirigente nuestro está con eso”, aseveran.
Pero desde el macrismo, además, algunas voces empiezan a ver una decisión política detrás de las críticas del Presidente. “Van a empezar con la guerra política, lo van a ir a buscar a Mauricio (Macri). No tienen más resto, no tienen plan económico, y esto es una señal”, analizan. “No es casual que Alberto salga así justo después de la charla que tuvo con Cristina”, agregan.
Entre los radicales la discusión está puesta en el liderazgo. Con Gerardo Morales abocado a la gestión en Jujuy, Martín Lousteau y Alfredo Cornejo buscan ganar preponderancia e incomodar a los líderes del Congreso, Negri y Luis Naidenoff. La semana pasada, Lousteau criticó a sus pares de diputados por la “travesía por la democracia” que organizaron. El interbloque de Diputados, tanto para radicales como para macristas, es y promete seguir siendo un hervidero. Es el principal lugar donde todos los sectores en pugna conviven y buscan sacarse ventajas.
¿Y Elisa Carrió? La Coalición Cívica está manteniéndose distante de las confrontaciones. “Estamos en situación de estar alertas pero sin romper”, relatan. Pero advierten: “Que no haya posicionamientos de nadie”.