De las reuniones del equipo de emergencia que montó el Gobierno para atender la pandemia del coronavirus a los patrullajes nocturnos por el AMBA a bordo de los helicópteros del Ejército y la Fuerza Aérea que controlan el cumplimiento de la cuarentena. La labor del ministro de Defensa, Agustín Rossi, lo puso en la primera línea de esta “guerra” que el mundo da contra un enemigo microscópico difícil de controlar. Esta semana, el Ejército llegó a los barrios como parte de un plan de contención social.
—El Presidente habló de un recambio generacional en las fuerzas a 43 años del último golpe, ¿son estos operativos humanitarios una oportunidad de reconciliar a los militares con toda la sociedad?
—Puede ser que un sector de la sociedad todavía los mire con desconfianza, aunque creo que eso ya está en gran parte saldado. Hay que ver lo que pasa en Quilmes cuando llegan los militares con sus uniformes repartiendo comida: en general, los reciben con aplausos. En ese sentido, me parece relevante que gran parte de la sociedad pueda hoy visualizar la necesidad de tener fuerzas armadas preparadas, adiestradas y equipadas para dar respuesta. Me parece que el hecho más importante es el hecho de la visibilidad. Y la fotografía del 24 de marzo es una que nos invita a reflexionar: frente a la imagen de 1976, con militares saliendo a la calle para interrumpir un gobierno democrático, este 24 de marzo los encuentra trabajando junto con su pueblo.
—¿Se pueden organizar otros puentes militares como se hizo con Perú pese al cierre de los vuelos civiles?
—Eso dependerá de la Cancillería. Nosotros ponemos los medios, el avión Hércules C-130. La situación en Perú es compleja por la rigidez que demuestra el gobierno peruano para los traslados internos. Pero dependerá de lo que nos indique Cancillería y, por supuesto, el Presidente de la Nación, que es quien decidió marcar los tiempos y momentos para el reingreso de los argentinos desde distintas partes del mundo. Ahora queremos que vuelvan cuando estemos en condiciones de protegerlos adecuadamente.
—De establecerse un toque de queda, ¿pueden los militares auxiliar a las fuerzas de seguridad?
—No hay ninguna perspectiva de toque de queda ni de análisis de estado de sitio. Estamos ante una emergencia, una pandemia, y lo que buscamos es que el conjunto de la sociedad cumpla con la orden de la cuarentena y el aislamiento obligatorio.
—¿Y qué lectura hacen, se está cumpliendo?
—El 90%de la sociedad argentina lo está haciendo. Son pocos los irresponsables que no. Cuando uno ve los operativos, no se visualiza que se necesite mayor personal así que me parecería totalmente innecesaria cualquiera de las dos medidas: el toque de queda, porque a la noche no queda nadie en las ciudades, y más aún el estado de sitio, porque no hay situación alguna de inestabilidad institucional como para decretarlo. Al contrario, las instituciones de la Argentina, independientemente de sus colores políticos, están trabajando en forma coordinada para dar la mejor respuesta posible a la pandemia.