Han pasado ya varios días desde la dura reprimenda que el ex presidente Kirchner aplicó, en el acto de Boca Juniors, al gobernador de la provincia de Buenos Aires. Fue particularmente amenazante el énfasis que el ex presidente puso en la palabra “amigo” cuando, como es público y notorio, le exigió a Scioli “… que nos diga quién le ata las manos para no solucionar el problema de la inseguridad en la provincia…”.
Con un notable dominio sobre sí mismo y el rostro desencajado por el esfuerzo, el gobernador guardó silencio. Un silencio que ahora, mientras despunta la primavera en el jardín de la hermosa gobernación platense dibujada por el gran arquitecto Alejandro Bustillo, nos atrevemos a romper simplemente con una pregunta:
—¿Cómo se siente hoy, gobernador, luego de que toda la prensa nacional comentara el episodio?
—Mire, aquí lo importante es la cuestión de fondo: la seguridad ciudadana, y por eso es un tema que entiendo que es una prioridad en las demandas sociales. Por eso le dedicamos (desde cada área de nuestro gobierno) una efectividad que pueda influir en esta realidad. Particularmente, en la lucha contra la droga y todas las consecuencias que puede traer el narcotráfico cuando no es detenido a tiempo. Es decir, el avance territorial, el lavado de dinero… en una palabra, lo que se produce con estas organizaciones cuando se enquistan en la sociedad. Y los avances que se han logrado en este tema son significativos en función de los volúmenes que hemos secuestrado. También el proceso de desarme en la provincia. Ir recuperando armas, convocar también al desarme voluntario, trabajar mucho en la prevención desde una visión moderna que está relacionada con las nuevas tecnologías… Esto es el trabajo cotidiano y es mi compromiso y mi responsabilidad… yo entiendo y me preocupo porque sé que esto también preocupa a la gente.
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