Dante Camaño, el secretario general del Sindicato de Gastronómicos de la Ciudad de Buenos Aires, decidió responderle a Luis Barrionuevo, el líder del gremio a nivel nacional, quien busca destronarlo y dijo la semana pasada que tenía “las horas contadas”.
Camaño, cuya hermana es Graciela, ex mujer del ex senador por Catamarca, reconoció en una entrevista con PERFIL profundas diferencias con el histórico dirigente gremial desde hace décadas. “No estoy de acuerdo con su forma de manejar el sindicato, el gremio no es una propiedad privada o un bien ganancial”, sostuvo. También habló acerca de la judicialización de las últimas elecciones.
—¿Qué sensación le produjo escuchar a Barrionuevo la última semana, con palabras en contra de usted?
—Me dio pena y preocupación. Creo que está bordeando la causa penal cuando dijo que tengo las horas contadas, las amenazas al juzgado. Una locura, nunca pensé que Barrionuevo podía llegar a estos extremos. Se olvida de que es el secretario general del gremio, tendría que cuidar la seccional. Además, no violé ninguna ley ni reglamento y si le molesta mi opinión, bueno, yo ya la expresé en los congresos. No estoy de acuerdo con su forma de manejar el sindicato, el gremio no es una propiedad privada o un bien ganancial. Y en cuanto a la política, siempre opinamos diferente. Yo apoyé a Macri en el 95 para que gane en Boca. Él se opuso a Duhalde en el 99 y yo lo apoyé y trabajé en esa campaña. Siempre hemos estado en posiciones diferentes.
—¿Cómo se generó el conflicto sindical?
—Él buscó una interna en este momento cuando tendríamos que estar todos unidos, trabajando por los miles de compañeros en las calles por la pandemia y para que las empresas abran. Él aprovechó este momento de debilidad y armó una lista, con plata de él, que no sé de dónde tiene tanta plata, y sacó esta pretensión de oposición. No me quejo, cada uno puede hacer una lista. Pero ya vio que no podía ganar, les ganamos.
—¿El divorcio entre su hermana y Barrionuevo detonó las diferencias?
—Y... yo lo veo más loco desde hace algunos años. Pero no hablo con él hace veinte años, porque en la Ciudad de Buenos Aires, al revés de otras seccionales, existe una buena administración y recaudación. A nosotros, del gremio nacional nunca nos dieron nada, al contrario, nos sacaron. Es una eterna lucha y siempre quisieron meterles mano a los dineros de la seccional CABA. Ahora explotó también por los desmanejos que hacen, no tienen el dinero que deberían tener. Igual, hay cosas de las que nadie de nosotros es culpable: bajó la recaudación en todos los rubros y los costos no bajaron, al contrario, subieron.
—¿Cómo se encuentra el afiliado?
—Bien, nos apoya y participa de todas las actividades que hacemos, lo que genera pertenencia, me encanta. Ese es el afiliado que nos vota, me da tranquilidad. Y por ahí no conocen mi cara. Mire, estoy hablando con usted porque... necesito decir una verdad: hay un tipo que está fuera de control, amenazando y enloqueciendo a la gente. Pero a mí no me molesta, lo conozco hace cincuenta años, pero sí le preocupa este tema a mucha gente y por eso estoy hablando. Si no, no le daría pelota. Hay gente que me llamó preguntándome si tengo custodia, nunca la tuve y menos ahora. Yo nunca le hice mal a nadie ni tengo ambiciones.
—¿Qué determinó la Justicia sobre la elección? ¿Podría asumir el 23 de marzo?
—Así es, puedo asumir el 23. Y después veremos, supongo que van a tratar de mandar telegramas, conseguir cosas de prepo, va a querer intervenir. El tema es que Barrionuevo está totalmente desequilibrado, quiere que los abogados le inventen leyes. Habla como si fuese el dueño, nada que ver con lo que hago, porque yo soy un mandatario, un empleado que tiene un mandato. Los afiliados son los dueños y yo simplemente tengo que cuidar los recursos del gremio, sus sedes, todo. Y todos los años, eso se ve reflejado en los balances. Una de las alegrías que tengo son los resultados de las elecciones, lo dicen los muchachos: yo estoy con la Lista Gris, voto a Dante. Se ve en las elecciones de delegados. Eso quiere decir que algo bueno hemos hecho.