POLITICA
dialogos entre el macrismo y el frente renovador

De empresarios a políticos, una lluvia de pedidos de tregua para Massa

Vuelo. Massa, Lavagna, De la Sota y el candidato a vice, Sáenz, cantaron durante el viaje a Salta.
| Cedoc Perfil
Sergio Massa apoya dos teléfonos sobre la mesa. Mientras almuerza empanadas y locro en un hotel céntrico de la ciudad de Salta, uno de los celulares mantiene un encendido continuo por la cantidad de conversaciones por chat que llegan. El otro teléfono parece estar apagado, hasta que comienza a sonar. El candidato a presidente se sorprende y atiende.
Massa no conoce el número de quien lo está llamando, pero de todos modos contesta. Ese número lo tienen apenas unas cinco personas; se trata de un chip que compró en un local de un supermercado para poder hablar los temas que no deben ser interceptados. Sabe que es una llamada importante porque apenas le suena dos o tres veces por día. Del otro lado lo saluda un empresario amigo de su competidor Mauricio Macri, a quien conoce hace treinta años. Massa no habla con el ejecutivo hace tres años. La conversación transcurrió el jueves al mediodía y apenas duró unos minutos: el empresario le pidió juntarse para hacerle llegar un mensaje de su amigo de la juventud, el candidato a presidente de Cambiemos.
No es el primer recado que recibe en las últimas semanas. Incluso, Massa repite de memoria el pedido que le llega desde el PRO: bajarles el tono a las acusaciones de corrupción que surgieron con el caso de Fernando Niembro, dejar de mencionarlo como el candidato de un “ajuste económico”, dejar de lado las críticas a la gestión en las villas y la pobreza en la Ciudad de Buenos Aires, y la vinculación de la Policía Metropolitana con la venta de droga, tal como denunció José Manuel de la Sota.
“En segunda vuelta nos vamos a necesitar unos a otros; no nos agredamos hasta el límite de no tener retorno”, escucha Massa. Hubo varios mensajeros: el ministro del Gobierno porteño Emilio Monzó al banquero y amigo del tigrense, Jorge Brito; de la diputada Patricia Bullrich a su colega de bancada Graciela Camaño, entre otros. El domingo, después de un encuentro televisivo, el titular del Banco Ciudad, Rogelio Frigerio, compartió un café con el economista massista  Ricardo Delgado, en un bar de Gorriti y Fitz Roy. En el pedido de bajar el tono a la pelea incluyó que dejen de recordar su pasado menemista.
El propio Macri le dijo a De la Sota en su casa de Córdoba que las acusaciones de Elisa Carrió o Patricia Bullrich contra Massa corrían por su cuenta y que él no pretendía una campaña sucia. “No le creas”, le dijo el candidato a presidente de UNA al cordobés luego de la charla.
Massa les envía la misma respuesta a todos: “El PRO me maltrató durante un año y ahora piden la escupidera. No voy a ser complaciente con la corrupción, ni con la mala gestión”. Incluso, hoy el candidato volverá a la Capital a denunciar las deficiencias de la gestión macrista.
A lo largo del año electoral, los mensajes entre el massismo y el macrismo se tornaron cambiantes. Al principio, el hombre de Tigre pedía que le abrieran la interna opositora para competir juntos, y más tarde hasta propuso resignar a su candidato a gobernador en el territorio bonaerense. Pero Macri lo rechazó.
Al ver que seguía en carrera por la presidencia, fue el macrismo quien inició los llamados para que Massa baje a competir como gobernador de la provincia de Buenos Aires. Pero esa vez fue Massa quien rechazó la propuesta. Ahora, mientras el candidato de UNA parece envalentonado y convencido de que puede ingresar al ballottage (algo que ninguna encuesta hoy percibe, a pesar de que mejoró su intención de voto), tampoco está dispuesto a pactar una tregua.
Ayer en Neuquén y junto con Massa, fue José de Mendiguren el encargado de atacar al PRO: “El PRO bajó puntos y el Frente Renovador está ascendiendo. En el massismo ya se sabe que está Roberto Lavagna o De la Sota y el PRO no muestra sus actores; nos gustaría saber si es Melconian o Sturzenegger”. Este último fue otro de los dirigentes que le pidió al propio Massa un intervalo en las críticas.