Es una suerte de interna no declarada explícitamente. Pero, con gestos y declaraciones públicas, se puede visualizar claramente. Es más: fuera de micrófono, aunque intentan bajarle el tono, les cuesta negar las diferencias que cubren a las figuras de la oposición de Juntos por el Cambio.
En términos generales, la división pasa por aquellos que se muestran más dialoguistas con la Casa Rosada y quienes creen que la confrontación consolida el electorado que alcanzó el 41% en octubre del año pasado.
La tensión interna pone en veredas opuestas a Patricia Bullrich, la presidenta del PRO nacional que asumió formalmente ayer (ver foto), junto al ex candidato a vicepresidente, Miguel Pichetto; y del otro lado a Horacio Rodríguez Larreta y a María Eugenia Vidal.
El eje central tiene que ver con las posiciones públicas pero también con la estrategia de discutir abiertamente todos los temas o no. Larreta, al igual que Vidal, guardan silencio sobre temas nacionales y dejaron en manos de sus legisladores, tanto a nivel nacional como local, la vocería de las cuestiones claves.
En una reunión a solas, Vidal le planteó a Bullrich que, ahora que es presidenta del PRO, cuando le toca opinar ya no es a título personal, sino por todo el espacio. “Si no, voy a tener que salir a contradecirte públicamente en muchos temas”, le planteó. La ex ministra de Seguridad argumentó que trabajan con otros actores del frente opositor para sacar comunicados, por caso, por el tema de las jubilaciones de privilegio, la deuda o los cinco años de la muerte de Alberto Nisman. Es decir, temas puntuales. Y le expresó que no era su intención que haya divergencias internas.
La ex mandataria bonaerense va a seguir en silencio: afirma que aún Juntos por el Cambio se debe hacer una fuerte autocrítica de los cuatro años que pasaron. Eso le transmitió a su bloque de legisladores sobre la postura con Axel Kicillof.
Por su parte, entre sus íntimos, Pichetto es muy duro: asegura que la elección de octubre se perdió en el conurbano bonaerense, en especial en la tercera sección electoral –un dato objetivo– y piensa que Vidal podría haber trabajado en una mejor estrategia.
Marcos Peña fue el primero en pensar de esta manera cuando se terminaron los comicios. También Emilio Monzó. Debe ser de las pocas cosas en las que coincidieron en 2019. De todas formas, Pichetto, cuando es consultado sobre las dos facciones en pugna, asesgura que “es una construcción de los medios”. Y agrega que todos los actores creen que mantener unido Cambiemos es lo que los guía.
Por su parte, Larreta es muy cauto. Al igual que la ex gobernadora, piensa que no es momento de salir a criticar al gobierno nacional en este delicado contexto económico.
¿Y Mauricio Macri? Según sus íntimos, navega entre ambos bandos. En algunas cuestiones se suma a los más duros; en otras pide, por caso, que la oposición colabore con la Casa Rosada para que salgan las leyes que permitan estabilizar la economía.
De todas maneras, ayer el PRO oficializó a sus nuevas autoridades. En un encuentro en el Hotel NH de la calle Bolívar, a media cuadra de la Plaza de Mayo, participaron Larreta y el vicejefe, Diego Santilli, además de un grupo de diputados nacionales. “Vamos a trabajar concretamente para el 2023 volver al Gobierno”, planteó Bullrich. Fue aplaudida.