El impacto de la movilización multitudinaria en los festejos del Bicentenario del fin de semana tuvo ayer su reflejo en el recinto de la Cámara Baja, donde la mayoría de los referentes políticos tuvieron discursos conciliatorios y de búsqueda de unidad durante la sesión especial convocada con el objeto de conmemorar la gesta de Mayo de 1810. En ese sentido, la mayoría de los bloques destacaron los festejos oficiales por el Bicentenario y la participación popular y la excepción fue el radical Oscar Aguad, quien a diferencia de sus pares vio "desencanto" por parte de la población.
El presidente de la comisión de Cultura, el socialista Roy Cortina, uno de los promotores de la sesión homenaje, dijo, en la apertura, que "hubiera estado incompleto este calendario, este programa de festejos, si la Cámara no organizaba esta conmemoración" y celebró los festejos oficiales.
Recuperó, además, la figura de Mariano Moreno (a quien los diputados en forma previa habían homenajeado con ofrendas florales en el monumento que lo recuerda en la Plaza de los Dos Congresos) "como ideólogo de la Revolución de Mayo y como impulsor de un proceso que trascendió el cambio administrativo para avanzar en profundas transformaciones económicas y sociales, que en muchos casos quedaron truncas y que hoy, después de doscientos años, siguen marcando la agenda pendiente de nuestro país".
A su turno, el oficialismo Agustín Rossi, utilizó un esquema discursivo similar al utilizado, ayer, por la presidenta Cristina Fernández al comparar 1910 con 2010. Realizó un recuento de la situación política-social de hace cien años (como la existencia de presos sociales y de una democracia restringida, la aplicación del estado de sitio por el gobierno de Figueroa Alcorta, la prohibición del ingreso al país de extranjeros con antecedentes políticos,) y afirmó no tener duda "de que esta Argentina del Bicentenario es mucho mejor que la del Centenario".
"La Argentina avanzó y creció durante estos cien años, es más inclusiva y con derechos garantizados", dijo el santafesino, quien apuntó que ayer "el pueblo dio una demostración de grandeza a todos y se apropió de los festejos del bicentenario" y que lo hizo "con absoluta paz y alegría sin generar situaciones que lamentar".
Y puntualizó: "No es cierto cuando se dice que la Argentina está crispada. Estaremos crispados los dirigentes políticos. No está crispado el pueblo argentino". El radical Aguad prefirió ser crítico al afirmar que "la percepción de estos días compartida por la mayoría de nuestros compatriotas y también desde afuera, pareciera ser el desencanto reflejo de nuestros interminables desencuentros".
Al comparar, igual que Rossi, el bicentenario y el centenario, señaló que en la actualidad "no logramos plasmar un futuro compartido" y afirmó que existe "una claudicación de las dirigencias para sacar provecho de la aldea global".
"En 1910 se vivía un clima de optimismo, reflejo externo era de un futuro promisorio para nuestro país. Pasaron 100 años, hemos recuperado la democracia, formalmente el sistema funciona y una mujer es presidente. Sin embargo, la percepción de estos días compartida por la mayoría de nuestros compatriotas y también desde afuera pareciera ser el desencanto como reflejo de nuestros interminables desencuentros", completó el cordobés.
El peronista disidente Felipe Solá eligió un tono conciliador y, tras elogiar al gobierno nacional por la organización de los actos, defendió la idea de que "no existe un enemigo principal porque la gente no lo ve, no lo siente", para añadir: "Ese enemigo principal no está en la expresión política. Está en aquellos que militan permanentemente en forma silente por la no política, en aquellos que creen que puede reemplazar el debate de ideas por gerentes de alto nivel en una Argentina concentrada".
Y hasta se permitió una humorada, cuando dijo que el clima vivido en estos días hasta provocó "la exageración de que el diputado (macrista Federico) Pinedo se abrazara con Moreno, con Guillermo Moreno (secretario de Comercio Interior)".
Hasta la líder de la CC, Elisa Carrio, felicitó a los gobiernos de la Ciudad y Nacional por los actos del fin de semana, al tiempo que reconoció que se ha llegado al Bicentenario "con el Congreso funcionando, cosa que no se pensaba en marzo, y hemos llegado con una Corte (de Justicia) independiente". También, sorprendió cuando reconoció que "cuando hay crecimiento hay conflicto" y pronosticó que, tras los festejos y celebraciones, la población volverá a la rutina y con ello, en lo político, "volverá el conflicto. Siempre vamos a tener conflicto", para luego instar a buscar "una síntesis" para lograr "una acción eficiente" en el país.
Pinedo, a su turno dedicó su intervención a destacar "lo bueno que tiene la Argentina" como "el extraordinario sentido de grandeza que tuvieron nuestros padres fundadores, para inventar un país frente a las grandes potencias de su época, incentivar la emigración extranjera e implementara la educación pública para modelar la nacionalidad", para lo cual indicó se precisó "optimismo y una audacia increíbles".
"Ante grandes riesgos tiene que haber una presencia fuerte de la comunidad organizada, un Estado fuerte", aclaró al explicar la manera en que se aplicaron a lo largo de la historia esas políticas y se pronunció por encarar futuro con "audacia, con grandeza para asumir el riesgo y afrontar la libertad".
El diputado de centroizquierda Eduardo Macaluse dijo que el pueblo en estos días dejó una clara enseñanza: "Saltó los alambrados partidarios" y que "no quiere limitar su pronunciamiento al voto cada dos años". Ante el discurso que habla de dejar de lado la discusión política, propuso que: "Discutamos de política, discutimos respetuosamente y de manera democrática: respetando lo que la mayoría ha decidido".
"Después de los festejos volverán a verse los límites y las carencias de nuestra democracia. La gran deuda de la dirigencia política sigue siendo la desigualdad y la injusticia social que padece una cantidad enorme de gente. Hoy, como hace 100 años, no se garantiza el acceso a los alimentos, y frente a esta situación el problema no es no pelearse sino saber distinguir las peleas que vale la pena dar para que la sociedad viva mejor", completó.
La sesión contó con un invitado especial: el presidente del 64º Período de Sesiones de la Asamblea General de la Naciones Unidas, el libio Ali Abdussalam Treki. El ilustre visitante saludó a los diputados y dijo que la revolución de hace 200 años dio origen a "nueva raza de lideres sudamericanos", comenzando "una era de justicia libertad y de paz". Treki reafirmó que "la Argentina es hoy un miembro clave, orgulloso, de la Organización de las Naciones Unidas".
Fuente: DYN