Un mes antes de morir, Néstor Kirchner juntó a los miembros más importantes de La Cámpora y les pidió unidad y cordura para aglutinar a la masa de jóvenes que querían incorporarse a militar para el oficialismo. La prueba de fuego la pasaron con éxito: todos juntos organizaron el acto en el Luna Park al que el pingüino asistió debilitado luego de una internación en el Sanatorio Los Arcos.
Pero después del 27 de octubre, con la muerte del ex presidente, esa unión se desintegró. Máximo, el primogénito presidencial y conductor de la organización, no logró controlar las peleas internas, que cada vez se desatan con más fuerza a medida que la “mesa chica” está más cerca del poder.
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